12/02/2024
 Actualizado a 12/02/2024
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¡Vuestra merced es un cielo! Así le habló Don Quijote a la leonesa Clara Pérez de Viedma, de 16 años, hija de Don Juan, uno de los tres hermanos originarios de las montañas de León. El otro era el Capitán cautivo, y el tercero estaba rico en ‘el Pirú’.

De las 600 páginas (aprox.) de que consta la 1ª parte de ‘El Quijote’ de Cervantes, un 10% (5 capítulos) están impregnados de gente de León: Clara y su padre entran en la venta, en su camino hacia Sevilla, para ocupar el padre el puesto de oidor en la ciudad de México y el Capitán cautivo acaba de salir de su secuestro en Argel y viaje, con una mora que se quiere convertir, hacia la heredad de su padre (probablemente en Vidanes, en el Esla, casa solariega de los Sosa, donde el padre Isla, siglos más tarde, vino a nacer).

En el capítulo 48, en presencia de don Ruy, el capitán, Don Quijote pronuncia su afamado discurso de «las armas y las letras» considerada una de las cumbres de la literatura universal: «Quítenseme delante los que dijeran que las letras hacen ventaja a las armas...». El segundo hermano llegará en el cap. 42. Se trata de Juan Pérez de Viedma, el oidor, que llega a la famosa venta desde Madrid, acompañado de su hija Clara que, por ser huérfana de madre, viaja con su progenitor a Sevilla para embarcarse a las Indias. «Traía de la mano a una doncella, al parecer de hasta diez y seis años, vestida de camino, tan bizarra, tan hermosa y tan gallarda, que a todos puso en admiración su vista» y El Loco genial, retrasando el momento de cenar. Se levanta y exclama: «seguramente puede vuestra merced entrar y esparcirse en este castillo... Entre vuestra merced, digo, en este paraíso, que aquí hallará estrellas y soles que acompañen el cielo que vuestra meced trae consigo».

Sabemos por Calderón que era entonces costumbre de poetas la idea de que «el hombre era un pequeño mundo y la mujer un pequeño cielo». ¡Es un cielo! Esta mujer, este hombre, son un cielo. Es decirle a alguien lo más de lo más, en nuestra tierra, en las montañas de León. Y cuando el Capitán, que lleva en la venta una jornada brutal, escuchando al Loco, pregunta por la identidad del recién llegado, él se dice natural de un lugar en las montañas de León. Su hermano, pues. El que eligió las letras, cuando por las armas él se decantó.

(P.D. lo de que eran de Vidanes es cosa que aún se debe averiguar)

 

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