10/07/2023
 Actualizado a 10/07/2023
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Una tarde de verano, llegó a mis manos, una noticia de varias en la cual se cohibe la libertad de expresión.

Este tipo de situaciones, me parecen una forma muy triste de retroceder en el tiempo, en cuanto a derechos se refiere. Parece que simplemente se han decidido reducir derechos a los ciudadanos de forma interna e invisible, tapando los ojos a quienes sufren esta censura con una cortina de humo bombardeada de ideas inconexas.

No es la primera circunstancia que asola a nuestra ciudad (León). Sin embargo, se está extendiendo a todo el país. De repente, tanto las redes como los periódicos inundan sus informativos anunciando a viva voz, que se está recortando la libertad de expresión.

No soy una persona que esté a favor de utilizar esta libertad, para insultar o amenazar a otras personas, tanto a famosos/as como a altos poderes públicos. Por otro lado, apoyo al 100 %, que cada individuo disponga de un acceso a opinar y sentir de diferentes formas su visión del mundo, siempre y cuando, no intente discriminar a ningún sector.

En todo este jaleo sobre la censura, se está realzando una conducta no solo es poco democrática, sino que, a su vez, es liderada por odio y actos discriminatorios hacia algunos colectivos, tales como, las mujeres, extranjeros o los integrantes del colectivo ‘lgtbiq+’.

Sinceramente,como yo promulgo y promulgaré,con la verdad en la cual creo, no se me esconde la lengua, cuando digo y pienso que este país está comenzando a exteriorizar a través de este tipo de conductas, el machismo, lgtbfobia y racismo, que han estado impregnados en todo el país desde siempre.

También, me gusta aportar soluciones, que considero oportunas a dicho problema nacional. Entre ellas, se encuentra la educación. Esta es importantísima para que un país se desarrolle de forma conjunta e interna, entrelazando los conocimientos y la imaginación basada en una creatividad desarrollada en la niñez.

Además, si se enseñara en los institutos e incluso en escuelas más infantiles, la inteligencia emocional y se trabajanran más y mejor temas de igualdad, habría menos odio ilógico y dañino.

Si se dejaran atrás los prejuicios ya nacidos en la juventud por anuncios televisivos y etiquetas sociales, se comenzaría a vivir en una sociedad libre de cadenas colgadas por los miedos a ser quienes queremos ser.

Me llena de pena, saber que en vez de evolucionar hacia delante, seguimos retrocediendo y es que hay que tener claro, que los derechos son un bien de los ciudadanos nacido de la lucha social. No son un regalo y, si seguimos dejando que nos reduzcan más los derechos que nos corresponden por ley, terminaremos como en aquella cuarentena producida por una pandemia, pero esta vez, sin virus que nos ataque, solo un gobierno que nos quiere abstraidos en jaulas de HD, condicionando nuestra forma de pensar sin dejarnos aprender y ver más allá de lo que quieren que veamos.
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