02/10/2023
 Actualizado a 02/10/2023
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Es conocido que el bacalao habita en el océano Atlántico Norte, en el mar del Norte y en el mar Báltico, con Noruega como máximo exponente. A su vez, es bien sabido que desde hace más de dos mil años la excelsa cecina se elabora en nuestra tierra: León.

Recuerdo escuchar por TV a un «ilustre» personajillo preguntarse de dónde provenía la cecina. A lo que él mismo respondía con su gracejo sureño y haciendo gala de sus vastos conocimientos culinarios: «La sesina creo que es de mar». ¡Y se quedó tan pancho!

En mis viajes a lo largo y ancho de Europa, motivos profesionales me llevaron a ello, he presumido allá por donde he ido de uno de nuestros platos estrella: la cecina, y sin olvidar el chorizo. Si bien he visto con algo de envidia, no sana, el aval que supone para el bacalao noruego y el valor añadido que genera la mercadotecnia que utilizan, me niego a usar el anglicismo, envuelta en su bandera con fondo rojo, cruz azul y borde blanco. Marca que les ha servido, además de buque insignia publicitaria del voraz depredador, para adornar jerséis ‘calentosos’, chaquetas, chubasqueros y gorros de lana con «pompón» que se exhiben con un cierto marchamo de calidad.

No seré tan osado de dar consejo alguno a nuestros productores de cecina, no lo haré, ya que triunfan hasta en un mercado tan complejo como es Oriente Medio, pero sí auspiciar a los poderes públicos para que fomenten la creación de un foco publicitario que aglutine sinergias y del que surgieran iniciativas para que otros productos leoneses puedan desarrollarse en ese mundo tan competitivo como son los mercados exteriores.


Finalmente, Raquel, de ‘Embutidos Entrepeñas’, nos dice: «Respecto de la cecina, un manjar para los sentidos, quisiera resaltar la aportación beneficiosa que supone su ingesta habitual, puesto que hay médicos que la recomiendan en sus dietas». ¡Buen provecho! Salud.

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