29/01/2017
 Actualizado a 12/09/2019
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Ayer sábado cumpliste dieciocho años y hoy domingo me he acordado de ti. Anoche celebré mis cuarenta en León y te vi. Bajabas las escaleras del CCAN y a punto estuve de darte un abrazo. Me hubiera gustado charlar contigo unos minutos pero, ni tú tenías tiempo, ni yo hubiera sabido por dónde empezar. Es casi mediodía y Geli te habrá dicho que la mayoría de edad no significa que puedas estar toda la mañana en la cama. Dúchate, desayuna algo y sube a tu habitación para leer esta columna, te sorprenderá. Desde que empezaste el instituto en octubre pasado andas muy suelto, entiendo que trece cursos con los Jesuitas pueden ser muchos, no te confíes. Tienes que aprobar el COU, pasar la selectividad y elegir una carrera, vas un poco sobrado y sabes que se puede liar como no espabiles. El verano pinta bien, estarás lo suficientemente ocioso para currar en algún bar, sacar el carnet de conducir o echarte novia. Ninguno de los tres deseos te hará verdaderamente falta, al menos de momento. Te diría que solo con el inglés puedes llegar lejos así que ahorra y piensa que, por ejemplo, tres meses en Dublín, aunque sea lavando platos, pueden cambiarte la vida. A estas alturas de la misiva dirás que soy tan pesado como Toño, tengo casi sus años y no le quito la razón. Tu padre se quedó con ganas de mudarse a Londres para trabajar en Fred Perry y a mí me hubiera gustado intentarlo en San Francisco, demasiado tarde para los dos. Recuerda que tu hermano Jalo cumplirá catorce el próximo fin de semana y en unos meses dejaréis de vivir bajo el mismo techo. Para bien o para mal sigues siendo su referente, anímale con la música, se le da mejor que a ti. En junio tocarán en León ‘Los Planetas’, vete con él al concierto y disfruta de estos desconocidos, serán la banda sonora de tu inminente juventud. Por cierto, algún día te llamarán Jota, como el cantante de ese grupo granadino. Ya sé que el nombre de José Antonio no te mola, muy largo, con Yusepe tampoco llegarás lejos porque siempre serás Keko. Debieras conocer más a fondo la provincia de León, esas son tus raíces y las estás olvidando. Menos bares, menos fiestas y menos salidas nocturnas con esos malotes. Hay un montón de ríos, valles y montañas esperándote. No está de moda ser un verdadero cazurro pero algún día podrás presumir de ello y sentirte orgulloso. Una última cuestión, en octubre te sentarás en un pupitre de una vieja universidad, fíjate en lo cerca y lo buena que está una chavala que se llama Marta, cuando cumplas cuarenta puede que sea la mujer de tu vida.
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