02/02/2024
 Actualizado a 02/02/2024
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Últimamente, mires donde mires, todo es inteligencia artificial. Algo que hasta hace poco más de 1 año era prácticamente desconocido fuera del ámbito de la ciencia ficción, ahora te hablan de ello hasta las paisanas que toman el sol sentadas en los bancos de los parques y jardines mientras observan como recuperan las hojas los castaños.

Más allá de que pueda existir bastante expectación infundada en relación a la inteligencia artificial, sí que es cierto que estamos asistiendo al nacimiento de algo que cambiará significativamente la forma de hacer las cosas y de emplear nuestro tiempo. Mucho del tiempo que dedicamos a cosas repetitivas en nuestros trabajos, ahora lo tendremos que dedicar a la productividad y a generar más valor. Como cuando apareció internet. Hacer lo mismo en esencia, pero más rápido y más eficiente.

Los países desarrollados y cada vez más países en vías de desarrollo, se afanan por aprovechar esta oportunidad, diseñando los programas educativos que formen en esta innovación a nuestros jóvenes para el día de mañana e intentando estar a la vanguardia en el desarrollo y la implantación de esta inteligencia artificial a nuestra vida diaria, en la economía y en el tejido productivo.

Pero como casi siempre, España es diferente. Nosotros aquí, o al menos en lo que a nuestros gobernantes se refiere, prefieren dedicar sus esfuerzos a cosas que les reporte a nivel personal más rendimiento. Sin duda es más estimulante poner toda la atención en algo que les haga permanecer en sus cómodos puestos, mejor que procurar el crecimiento como país, aunque para ello tengan que hacer todo tipo de concesiones a los que quieren acabar con España, sin importarles perder el honor y el poco crédito que conservasen.

Aquí dejamos pasar la ingente cantidad de millones de euros que la Comisión Europea pone a disposición de todos los países miembros de la Unión, simplemente porque para hacerlo bien, habría que ponerse a trabajar y eso les quitaría tiempo de buscar su propia supervivencia. Las oportunidades de estos fondos europeos se desvanecen porque nadie logra canalizar la iniciativa privada hacia ellos, aunque la cantidad de cargos en las administraciones de «responsables de fondos europeos» proliferen como setas en época húmeda.

Perdemos dinero, perdemos oportunidades, perdemos ilusión y perdemos la vergüenza. Perdemos la vergüenza cuando a demasiada gente le parece normal que el Comisario europeo de justicia llame a capítulo a representantes del Gobierno y del principal partido de la oposición, para sentarles en una mesa, como niños de primaria, para que se pongan de acuerdo en una cosa tan elemental, y que no entienden los representantes del PSOE, como que el órgano de gobierno de los jueces debe ser elegido por los propios jueces y no por los políticos.

Todo es un despropósito y un auténtico bochorno. España se va quedando cada vez más rezagada en la búsqueda prospectiva de la generación de valor futuro, mientras el resto del mundo busca reinventarse. 

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