24/01/2024
 Actualizado a 24/01/2024
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La noticia del triple asesinato en Morata de Tajuña de la que tanto se habla últimamente, me ha hecho revisitar ‘Solo las bestias’, el peliculón que estrenó Dominik Moll en 2019 y que les recomiendo como mirada poliédrica sobre la complejidad del deseo (en sentido amplio).

Para los que no estén al tanto del crimen al que hago referencia, hace unos días se encontraron los cadáveres de tres hermanos en Morata de Tajuña. Desde hace años tenían un inquilino al que debían dinero y que se ha confesado culpable. Los investigadores han descubierto que las dos hermanas llevaban casi una década vendiendo patrimonio y finalmente endeudándose, con su inquilino entre otros, para mantener relaciones ‘amorosas’ a distancia con unos supuestos militares destacados en Afganistán. Las mujeres les enviaban cantidades periódicas en virtud de diferentes causas, que iban cambiando en el tiempo. 

Lamentablemente, nunca se plantearon las hermanas septuagenarias residentes de Morata de Tajuña, lo surrealista de que dos americanos con pinta de Willem Dafoe en sus buenos tiempos, cayesen enamorados al mismo tiempo, ambos tan pronto necesitados de dinero urgente y los dos encendidos de pasión, suspirando por instalarse en Morata de Tajuña mientras campeaban por los montes afganos, M16 en mano.

La cosa parece evidente una vez deshecho el entuerto, pero a simple vista, no ha debido de ser fácil encontrar el nexo causal entre Morata de Tajuña, un inquilino cabreado, dos militares en Afganistán y un par de estafadores en algún lugar del mundo suplantando a esos militares, que estaban en su casa en Iowa (por decir algo) con su mujer y sus niños, ajenos al tejemaneje de los timadores. 

Desconozco por qué estas mujeres decidieron creer a los desconocidos, por qué eligieron seguir apostando por una ficción cuando los años pasaban y esos tipos seguían haciendo promesas incumplidas, pero sospecho que llegado un punto ya no importa si la ficción se torna realidad, porque la propia ficción es el motivo para seguir apostando. En todo caso, hay algo que parece una evidencia: la soledad en nuestra sociedad crece exponencialmente. El perfil más buscado por estos estafadores es el de las personas solas, no nativas digitales y que estén dispuestas a creer que una historia extraña, aunque parezca el guion de una teleserie, pueda hacerse realidad. 

Por otra parte, allí donde hay hambre y sed de salir de la miseria y acceso a una pantalla con conexión al mundo, habrá alguien que ve una puerta a la libertad. Y algunos no se plantean, no pueden imaginarse, el efecto dominó de lo que hacen. Pero todo lo que hacemos en este mundo está conectado. La ilusión de la separación es sólo eso, una ilusión.

Recuerden echar un vistazo a ‘Solo las bestias’. Creo que les va a gustar. 

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