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Atentado a la dignidad

20/04/2024
 Actualizado a 20/04/2024
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Me encantaría tener que tragarme mis palabras y reconocer que estoy equivocado, pero una vez más los hechos son irrefutables, la sociedad vasca sigue enferma y, por lo tanto, la sociedad española también lo está. En los últimos años han sido varias veces las que debido a experiencias vividas en primera persona o tras escuchar ciertos testimonios me he visto en la obligación moral de manifestar públicamente mi repulsa a hechos deleznables.

No sé qué me da más asco, que el candidato de Bildu a las elecciones vascas calificara a la banda terrorista ETA como un ‘grupo armado’ o su amago de perdón posterior si eso «pudo herir la sensibilidad de las víctimas». Claro que para él y los suyos ETA no fue una banda terrorista ni lo será nunca. El solo hecho de poner en duda lo que fueron esos indeseables deja bien patente el grado de dignidad que uno atesora.

Pero si el tal Pello Otxandiano me ha provocado arcadas con sus declaraciones, no se quedan atrás aquellos supuestos demócratas que en tertulias o desde sus púlpitos mediáticos se rasgan las vestiduras y califican de un error el que ETA todavía esté presente en las elecciones del País Vasco. Lo describen como un ejemplo de falta de concordia y de superación de hechos pasados y tienen la poca vergüenza de recriminar que parte de la ciudadanía no quiera perdonar. Pero estos fariseos son luego los mismos que, por ejemplo, aplauden todas las iniciativas asociadas con la recuperación de la memoria histórica vinculada a la dictadura que sufrimos durante décadas en España. Lo siento, pero les guste o no, la banda terrorista ETA ha sido el enemigo más brutal que ha tenido nuestra democracia. 

¿Saben qué es lo que me diferencia de esos fariseos? Que un servidor a su hija le ha explicado la barbarie que se vivió en España con el régimen franquista y también le ha contado las miles de vidas que destrozaron los etarras y el silencio de sus cómplices. Porque creo firmemente que el olvido no es el camino para evolucionar como sociedad y debemos oponernos al intento de reescribir la historia de algunos y su estrategia de blanqueamiento de conductas que ojalá nunca nuestro país vuelva a padecer.

Sé que es difícil para Bildu echar la vista atrás y reconocer de dónde vienen. Bueno, perdón, en esto creo que sí me equivoco, porque no deben tener muchos problemas de conciencia cuando hace unos meses incluyeron en sus listas un puñado de personas con pasado terrorista e incluso condenados por delitos de sangre. No descarten que llegado el momento sean las víctimas las que tengan que pedir perdón a sus verdugos.

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