«Astorga parece otra»

Esa frase que titula el artículo es una de las más escuchadas durante los últimos días en la muy noble y maragata urbe. De verdad se lo digo. Y no solo se comenta entre el rancio abolengo astorgano, esas personillas que siempre les cuento empeñadas en no dejar avanzar la ciudad fuera de su férreo y anquilosado control. La gente de los barrios, jóvenes y mayores. Familias de mediana edad. ‘Ninis’ y abuelos. Es cierto que se respira otro ambiente en la localidad desde hace unos meses. Salgan y huelan. Verán que se nota.

La expectación por ver qué era capaz de hacer el nuevo equipo de gobierno era máxima, y a fe que no han defraudado. Se nota en varias áreas y se traduce en acciones, pequeñas y concretas, pero muy bien decididas y definidas. Saben los que me conocen, y me han seguido más o menos, que yo no me suelo vender. Si tengo que dar un palo lo doy, y si tengo que alabar lo hago. Caiga quien caiga. Y hoy toca lo segundo. Otro día podré hablar de ciertos ‘movimientos’ y acciones de gobierno realizadas por el partido en el poder local con las que no estoy de acuerdo, pero hoy no…

Creo que Victorina Alonso hubiera sido una buena alcaldesa en otro contexto y sin tanta traba. Lo digo no sé si por cariño personalu objetividad. Pero el caso es que Astorga llevaba varios años (más de cuatro, ojo,) sumida en un letargo bastante lamentable. Un paréntesis no tanto en actividades o actos como en la propia fisonomía de la ciudad. Se hablaba de turismo, de ‘la ciudad bonita de León’; pero había (y hay) carencias absolutamente inaguantables. En ciertas partes se veía una ciudad dejada y poco cuidada.

Algo que ha hecho, o está haciendo bien, este equipo de gobierno es poner cordura al tema. El sentido común para los políticos es tan fácil de decir como complicado de ejecutar. Ellos lo han conseguido. Sobre todo en lo que se refiere, como digo, a las obras en la ciudad. Obras que una vez ejecutadas plantean la pregunta: ¿por qué coño esto no se hizo antes? Y no sé si este grupo se desinflará o no, como los equipos de futbol con nuevo entrenador que empiezan ganándolo todo y luego son desidia pura; pero hoy día están dando ejemplo de buen hacer.

Claro, es lo que tiene contar con concejales que curran. Uno de ellos es Ángel Iglesias, responsable de Obras y Brigadas. ¡¡Joder vaya tipo!! Todos los días a todas horas. Esa es su jornada laboral. Y este plumilla de provincias que está corriendo media tarde por ahí lo divisa en cualquier punto donde se cuezan habas. Les juro que hace unos días lo vi en media hora en la zona de la iglesia de San Bartolomé, donde pintaron el cerramiento de los restos romanos (sentido común de cajón), a continuación en la Eragudina echando un ojo a las obras en la fuente y un rato después en la rotonda que da acceso a la carretera de la Cepeda, que la estaban pintando. Ospa, pero este tío llega más rápido que yo que voy a 4’20’’ el kilómetro.

No le verán mucho en los periódicos ni tampoco será él el que dé las explicaciones de lo que se hace, pero no duden de quién es su hombre. Cuentan a este informador que las brigadas de obras y jardines vivían en los mundos de Yupi hasta el pasado mes de junio. Eso se acabó. Rendimiento, organización y curro. Fórmula infalible.

Pulido y limpieza química del eje monumental. Pintado y acondicionamiento de las rotondas de acceso a Astorga. Cubrimiento de la fuente de la Eragudina. Pintado y mejora del entorno de los restos romanos. Remodelación integral de las zonas verdes del jardín de la Sinagoga (en ejecución). Desbroce de caminos y calles periféricas. Adecuación del pavimento de los aparcamientos públicos. Poda de árboles en la muralla, avenida de Ponferrada y otras zonas. Pintado del pasamanos en la subida de La Brecha… cosas pequeñas pero que se notan a lo grande.

Queda mucho por hacer. Está en la mente del alcalde remodelar íntegramente el eje monumental y esos malditos adoquines, falta hace. También deberían ponerse con el paseo de la plaza de toros que discurre al lado del río… la lista es larga. Pero está demostrado que si se quiere, se puede. Y de paso, mandaremos ‘el extraño caso del concejal que trabajaba’ al bueno de Iker Jiménez; ‘pa’ que lo vaya estudiando.