Alfredo Fuertes 3

Aprobado & suspenso

27/11/2023
 Actualizado a 27/11/2023
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En mi época de estudiante, corría el siglo XX, teníamos un catedrático que nos decía: «El profesor que no aprueba al 50 % de sus alumnos debe revisar sus esquemas».

Pues bien, estudiantes universitarios me cuentan que el primer día clase de este curso entró ufano en el aula un ilustre profesor jactándose que su índice de aprobados no superaba el 15 %.

Ante esta grave afirmación, hablo con un profesional de la enseñanza con muchos años de experiencia que hace una pregunta: ¿Cómo es que ese profesor sabe ya la capacidad y aptitud de unos alumnos a los que acaba de conocer?

¿Os imagináis al cirujano que mira a su paciente al sobrecejo, bisturí en mano, y le informa que sus operaciones tienen una mortandad del 85 %?

E incluso hay una cátedra, en una carrera cualquiera, en la que sus alumnos terminan la misma a falta ¡tan solo! de esa asignatura. ¡Es que es tan indeterminada que la aprueba sólo el 5 %...!

¿Esto es legal? Seguro que sí, pero no sé si es normal, más bien no. La libertad de cátedra consagrada en la Carta Magna no puede ser la piel de corso, la piedra filosofal, la «exégesis cuántica» sobre la que se asiente una exigencia extrema, y menos aún estar sustentada por normas irracionales con resultados manifiestamente mejorables.

Para nada quisiera transmitir una crítica al profesorado, ya que no sería ni justa, ni cierta, tan solo poner en solfa a esos Peter Tabichi (Premio Nobel de Educación), a los que les parece que amedrantar o hacer más dura una asignatura, máxime si tiene nimia importancia curricular, es señalar al resto del profesorado con que ellos son muy superiores. Cuando entiendo que es justo lo contrario: demuestran una aptitud para la enseñanza muy mediocre y sus cualidades pedagógicas nulas.

«El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir». Mark Twain. Salud.

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