A ver a qué pájaro votas

Me pasa que me levanto por la mañana, trina un mirlo, es verano, la brisa húmeda de los avellanos y castaños entra por la ventana, miro el cielo, escribo y después entro en el periódico y el mirlo se calla y el mundo se oscurece. Me pasa que cada día veo un goteo de noticias que dan miedo: cancelan el ‘Orlando’ de Virginia Woolf porque la protagonista cambia de sexo, cancelan una película de Pixar porque dos mujeres se besan, cancelan esto, cancelan lo otro. Me pasa que veo a mis compañeros periodistas agitados. Me pasa que veo a mis amigos escritores preocupados. Me pasa que escucho a mis amigos gays y a mis amigas lesbianas contando episodios terroríficos de insultos, desprecios y discriminación. Me pasa que me entran ganas de reivindicar el Día del Orgullo, cosa que me parecía antes innecesaria. Me pasa que veo a mis amigos biólogos y medioambientalistas lanzando avisos desesperados. Me pasa que yo soy escritora y periodista y creo en el medio ambiente y tengo una familia diversa, monomarental, y una idea libre de la existencia y no encajo en los moldes de lo que parece se nos viene encima.

¿Y qué se nos viene encima?

Unas elecciones. Y su resaca.

Unas elecciones en las que hay que votar. Votar con los ojos abiertos. Votar tras haber leído el programa de cada partido de arriba abajo y tras haber escuchado a sus representantes y tras haber estudiado qué han hecho hasta ahora. Es falso eso que se escucha a veces: todos los políticos son iguales, todos los partidos son iguales. No. Como dicen en la SEO Birdlife –organización de la que soy socia desde hace muchos años–: ¡A ver a qué pájaro votas!

Hay que votar por nuestros derechos, por la libertad de elección, por proteger nuestras conquistas sociales, por la cultura, por la naturaleza. Yo voto por los bosques, por la montaña, por el río limpio, por el océano sin plásticos, porque no destruyamos la Tierra que habitamos. Yo voto por las ciudades sin humos, con carriles bici, parques, centros culturales gratuitos, sanidad universal y colegios diversos. Yo voto por poder leer el libro que quiera, sin importar quién lo haya escrito ni su temática; por poder ver la película que quiera, la obra de teatro que quiera; por poder escuchar el concierto que quiera, la música que quiera. En realidad no voto por nada especial, voto por lo de siempre, por la libertad de expresión y por los derechos que recoge nuestra constitución desde hace casi medio siglo. ¿Y tú? ¡A ver a qué pájaro votas!