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87 curvas y mundos a punto de ser nada

29/03/2024
 Actualizado a 29/03/2024
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87 curvas en seis kilómetros y 12 minutos de conducción alocada. Esta es la distancia entre la aldea asturiana que habitamos y la carretera comarcal. Recorrer esos seis kilómetros diariamente para llevar a Pequeño Zar al campamento del Conceyu Riosa es una aventura. Además de las curvas, están los caballos percherones galopando delante del coche, una vaca con su jato, gatos, perros, tejones. Detrás de nuestra aldea se encuentra la mina de Rioseco, de origen prehistórico y explotada a partir de finales del siglo XIX. Después de Riosa, la carretera está jalonada de explotaciones mineras abandonadas. Estamos en la cuenca minera asturiana. 

De Riosa a Fabero hay 151 kilómetros cruzando Babia, Laciana y el Alto Sil. Esta es otra cuenta minera, la leonesa, al otro lado de la Cordillera Cantábrica. En Fabero, la gente  decía que sentía por debajo de sus casas a los mineros. La mina se extendía muchas hectáreas bajo el pueblo. Luego empezó a extenderse al aire libre, alrededor del pueblo. Después se abandonaron una y la otra. Después alguien encontró en la mina restos petrificados de árboles gigantescos y de plantas tropicales que existieron hace más de 300 millones años. Buscar fósiles en las 700 has. de la Gran Corta se convirtió en la obsesión de Joaquín y Tinín y un pequeño grupo de vecinos de Fabero. Cuando se decidió renaturalizar y cubrir la explotación al aire libre, empezaron una carrera contra el tiempo para rescatar fósiles antes de que las excavadoras acabaran con todo y crearon el aula de paleobotánica de Fabero.

En el salón de actos del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid hay una diapositiva de la Gran Corta  que ocupa toda la pared. También están Joaquín y Titín, y el equipo de la Fundación Cerezales, y público variopinto que escucha fascinado. Alguien dice: el bosque colmatado cruje cuando lo pisas. Alguien dice: calamites, helechos gigantes que alcanzaban los 30 metros de altura. Alguien dice: mundos a punto de ser nada. 

La minería, el bosque de fósiles de la Gran Corta, los pueblos que se vacían: a punto de ser nada. Que es también el título de un proyecto de conservación virtual de paisajes al borde de la desaparición de la Fundación Cerezales; un proyecto que presentan en el museo de la mano de la fundación TBA21.

87 curvas en seis kilómetros. Cuando las recorro cada mañana pienso en esa tarde en el museo, en ese público internacional escuchando la historia de un mundo a punto de ser nada, en cuántos mundos a punto de ser nada quedan en el Noroeste. 

87 curvas en seis kilómetros, mi cerebro gira al mismo tiempo que las curvas. Los ‘praus’ verdes, las nieblas eternas del Aramo, y al oscurecer, una manada de lobos aúlla en el valle. Mundos a punto de ser nada, pero que increíblemente aún son algo.

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