Miércoles de ceniza
y de los enamorados,
evocar la soledad de las faltas,
la piel de quien amamos.
Esparcir,
tal vez,
pequeñas plegarias
y arrullarlas,
de noche,
en el temblor de tu nuca.
La vida es un lienzo indescifrable,
un paradigma de opuestos
y mi corazón,
mi absorto corazón,
un sastre que lo cose
y descose
con el fervor de sus manos.