Estar en Babia mientras se recorre el mundo

'El tío de la bici', Alberto Finistrosa, viajero infatigable, recorre la provincia para preparar su proyecto de guía de aventuras

D.L. Mirantes
11/04/2021
 Actualizado a 11/04/2021
En el viaje de Palancia a Katmandú recorrimos una de las regiones más peligrosas, desconocidas y fascinantes de Asia Central, el baluchistán. Quetta. | ALBERTO FINISTROSA
En el viaje de Palancia a Katmandú recorrimos una de las regiones más peligrosas, desconocidas y fascinantes de Asia Central, el baluchistán. Quetta. | ALBERTO FINISTROSA



El tío de la bici’ puede parecer una vaga descripción de un cicloturista que comparte sus increíbles fotos en Instragram, pero cuando se utiliza para calificar a Alberto Finistrosa es prácticamente una cuestión de economía de palabras. De otra manera, tendríamos que decir es el tío de la bici, el que ha cruzado Estados Unidos (EE.UU) de costa a costa y todavía le sobraron días de visado para un turismo más comercial, el que ha cruzado Japón de punta a punta o el que con una BH Top Line, aquella mítica bicicleta de montaña gris y negra de la extinta Caja España, cruzó de Palencia a Katmandú (capital de Nepal) con 25 años, en 2003, cuando todavía no había mucho más que Terra en Internet. Hoy es posible cruzarse al ‘Tío de la bici’ por los caminos de Babia. Paradójicamente, pese a su ascendencia leonesa y a conocer bien la Montaña Oriental, este trotamundos es de los que pueden hacer el chiste de que nunca habían estado en Babia, aunque haya dedicado a viajar la mayor parte de su vida.

Esta es tierra de abandono y soledad, pero también de paisajes capaces de llenar los vacíos más profundos. Volver es un deber Hace unos días entró en León por Pola de Gordón, continuó hacia el norte y quedó fascinado por el Valle de Arbas. Lo describe perfectamente: "Esta es tierra de abandono y soledad, pero también de paisajes capaces de llenar los vacíos más profundos. Volver es un deber". Y está decidido a cumplir su palabra y a volver acompañando a otros viajeros en su nuevo proyecto, Nagara Aventura (@nagaraaventura). ‘Magara’ es una palabra africana que alude al espíritu de las cosas y ‘Naga’ es una palabra japonesa que significa ‘mientras’. De la fusión de ambas nace el nombre del proyecto de Alberto Finistrosa, porque "todo sucede mientras esperas lo siguiente". Actualmente, entre descubrimiento y descubrimiento de los tesoros de esta provincia, se encuentra diseñando la web en la que ofertará viajes semiorganizados en la Ruta 66 y la Costa Oeste de EE.UU, Irán, Islandia en invierno para ver auroras boreales y el Cantábrico, en un recorrido en autocaravana que también pasa por León.

Este proyecto personal tiene detrás una gran trayectoria profesional como guía de viajes de aventura. Para llegar a la especialización, ‘El tío de la bici’ no ha perdido ni un segundo. Ha trabajado como pister socorrista y artificiero en Baqueira (Lérida) y en otras estaciones de Andorra, en los Alpes suizos, como buzo en Bali (Indonesia) y en proyectos de conservación en Samos (Grecia) y Mljet (Croacia) o como guía de avistamiento de gorilas en Uganda. Entre medias residió dos años en Omán, ascendió al Huascarán (6.757 metros, Perú) y descendió el Amazonas o, "en el patio de casa", completó la Transcantábrica. "Es espectacular poder estar por la mañana a los pies del Naranjo de Bulnes y por la tarde dándote un baño en Playa Pechón (Cantabria)".
Este retrato me encanta, son dos niños en una escuela de Kathmandu. Fue finalista en un certamen fotográfico organizado por la editorial de las guías Lonely Planet. Esa mirada tiene algo. :: A.F.Puede parecer que tenga prisa, que la experiencia sea fugaz. Pero es todo lo contrario. Entre sus referentes cuenta al maestro de periodistas Ryszard Kapuściński, a los exploradores de la Antártida Shackleton y Scott, a Joseph Conrad (‘En el corazón de las tinieblas’), a Félix Rodríguez de la Fuente, Miguel de la Quadra-Salcedo o Juanjo Alonso ‘Kapitán Pedales’. Con tales fuentes de inspiración no es de extrañar que a Alberto Finistrosa se le hayan despertado "inquietudes artísticas" que libera en cuadernos de faros en acuarela o dibujos de frailecillos y otras aves, "las que más saben de viajes". Con ello, como con sus redes sociales, busca "transmitir las emociones y la belleza del lugar". También conversación, que es necesaria cuando se viaja en solitario.Esa visión no pasa por alto las partes menos amables del mundo. Alberto Finistrosa recuerda un encontronazo con un oso grizzly, con un elefante enfurecido cuando conducía un pequeño Nissan Micra o, sobre todo, el tráfico con la bicicleta. Los militares también están muy presentes en algunas zonas por las que ha viajado, pero, en general, con "sentido común" el mundo no es hostil. "En el fondo, todos somos iguales, tenemos los mismos sueños e inquietudes", asegura.Y así, mientras se pone el sol tras la montañas de Arbas, ‘El tío de la bici’, Alberto Finistrosa, resume: "Pues no nos quedan parajes, caminos, personas, ciudades, ríos, calles, continentes y países, panaderías y museos, senderos, arroyos, crestas y cresterías, cimas, valles, montes y campos, tulipanes y amapolas, portales, gentes, de las de cerca y de las de lejos, universos, desiertos, junglas, rascacielos, avenidas, mares, bosques y estepas, glaciares, arenas, océanos,... mundos enteros por los que transitar. La huella no dejarla demasiado profunda, para quien venga detrás".

La mirada de los últimos gorilas de montaña en el Parque Nacional de los Volcanes entre Rwanda, Uganda y el Congo. :: A.F.
IZQUIERDA. La bici al pie del volcán mayón, en filipinas. Antes de llegar a Japón para recorrerlo de punta a punta, pasé un tiempo dando pedales por Filipinas, un país tropical de libro, con  sus junglas, sus playas y sus volcanes... y su calor asfixiante y sus mosquitos. | A.F.

DERECHA. La bicicleta bajo la mirada de los gigantes del Parque Nacional del Grand Teton en Wyoming, cuando atravesé norteamérica en 2013. La bici es la Top Line, solo que tuve que cambiar el cuadro después de que se fisurara. | A.F.
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