"El cáncer de mama no tiene nada de rosa, es un marrón"

La leonesa Tamara Luengo cuenta su lucha contra la enfermedad, que ha querido normalizar y para la que reclama más investigación

Cristina Centeno
18/10/2020
 Actualizado a 18/10/2020
tamara-luengo-cancer-mama-12102020.jpg
tamara-luengo-cancer-mama-12102020.jpg
Tenía 30 años y acababa de ser madre cuando la leonesa Tamara Luengo descubrió que tenía un bulto en el pecho y decidió ir al médico. En ese momento recibió un diagnóstico de mastitis y «me dijeron que era algo habitual en un pecho lactante, que no me preocupara». Pero seguía creciendo, por lo que pidieron una ecografía en la que se arrojó la misma valoración: mastitis. Era julio de 2017 y cuatro meses después «el bulto ya era del tamaño de una mandarina, de seis centímetros de diámetro», por lo que «subí a Urgencias y tuve que mentir, dije que no tenía hijos, que la historia clínica estaría mal y el parto que aparecía sería de alguien con mi mismo nombre». Entonces fue derivada a la Unidad de Mama y a los quince días tuvo cita con la cirujana, «mi salvadora». Ese mismo día «me bajaron a rayos, me hicieron un estudio mamográfico completo y seis biopsias», recuerda. Tras ello, llegó el diagnóstico acertado: Tamara tenía cáncer de mama. Aquel momento fue «complicado», confiesa. «En un inicio se te viene el mundo encima, la niña iba a cumplir seis meses», pero al mismo tiempo «dije tienes una niña y tienes que seguir». Desde entonces lo intenta llevar de la mejor manera posible. «Mucha gente me dice que lo llevo bien, no lo llevo bien, no me gusta ni es algo que me haya apetecido tener, pero tienes que luchar con ello», aclara.

Decidí contar mi historia en redes porque hay muchos tabús respecto al cáncer y hay que normalizarlo  Tras pasar por un primer tratamiento de quimioterapia, una mastectomia y una reconstrucción con trasplante de ganglios en el hospital Gregorio Marañón de Madrid para atajar un linfedema –algo que sufren un 30% de las mujeres operadas de mama, asegura– «todo estaba bien» hasta el pasado mes de julio, cuando en una de las revisiones «vieron algo raro» y tras las pruebas se confirmó la recaída. «A los dos años te encuentras con que otra vez tienes que empezar de cero», afirma.

En ese proceso se encuentra ahora, una realidad que cuenta a la comunidad que ha creado en sus redes sociales, donde supera los 7.000 seguidores entre Facebook (Cáncer de mama en una mamá primeriza) e Instagram (@cancer_alos30). «Decidí contar mi historia porque hay muchos tabúes respecto al cáncer, todo el mundo tiene miedo a la palabra y realmente a día de hoy todo el mundo tiene a alguien con cáncer en su familia o conoce a alguien», comenta, por lo que es una forma de «normalizar» la enfermedad. Además, Tamara muestra los momentos malos con la intención de «demostrar que nuestra enfermedad siempre la visten de rosa y no es rosa. Esto menos rosa es cualquier cosa, más bien es un marrón. El cáncer de mama es una historia de amputaciones, cicatrices... te deja muchos traumas, la quimio te afecta en muchas cosas», explica.

Por eso critica que sobre todo durante el mes de octubre –el 19 es el Día Mundial de la enfermedad– «se hagan campañas de marketing basadas en nuestra enfermedad». Su lucha «no es solo en octubre» y tampoco está de acuerdo con quienes las califican como ‘guerreras’, «no somos guerreras, somos gente que no quiere morirse», subraya y «ojalá no fuéramos un ejemplo de nada».

Lo mejor que he sacado es la gente que he conocido, nadie te entiende como quien también lo sufre  A través de sus redes sociales ha creado una gran comunidad por la que ha conocido a muchas mujeres que están pasando por lo mismo que ella. «Lo mejor que he sacado de esta enfermedad es la gente que he conocido, nadie te entiende como quien está pasando o ha pasado por lo que tú estás pasando», celebra. Juntas se apoyan en las buenas y en las malas y tratan de demostrar que «no es un cáncer light’». «Hay gente que te dice que ya de tener un cáncer al menos que sea este, o que de eso ahora no se muere nadie», critica recordando a las que ya no están. «Cuando empecé tenía dos compañera de mi misma edad, 30 años. El peor diagnóstico era el mío y a día de hoy soy la única que está viva», rememora.

Por eso y pese a los errores que se cometieron en un principio, Tamara hace hincapié en que «yo estoy viva gracias al Hospital de León, esa es la realidad. Se han cometido errores, sí, pero ha habido más aciertos y yo a día de hoy estoy aquí gracias al equipo que me ha tratado», agradece recordando a su cirujana, al oncólogo o a la radióloga, entre otros.

Más investigación

Un equipo que «viene de la ciencia», donde está la cura a estas enfermedades, insiste. Porque «la solución al cáncer está en los laboratorios y eso es lo que tenemos que tener claro», defiende pidiendo que se aumenten las inversiones en investigación. «Hay muchos ensayos que tienen que cerrar porque no hay financiación y son vidas, vidas que se podrían salvar si la hubiera», apunta. Además, solicita a quienes se impliquen que comprueben cuánto de lo que aportan a las campañas que eligen va realmente para la investigación.

Yo estoy viva gracias al Hospital de León. Se han cometido errores, sí, pero ha habido más aciertos  En sus redes sociales cuenta también cómo es la conciliación entre su enfermedad, su familia y el trabajo. Se dedica profesionalmente a los Recursos Humanos y reconoce que «he tenido la gran suerte de que la empresa en la que trabajo me ha respondido muy bien». A su hija, le ha contado la enfermedad a través de un cuento y dibujos, algo que agradece «a la psicóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer en León, porque no sabía como afrontarlo con ella». La niña tiene tres años y «realmente ella no es consciente de lo que me pasa, pero másmenos lo entiende»: Tamara sube al Hospital para ponerse «bichos buenos» que acaben de una vez por todas con el malo.
Archivado en
Lo más leído