Luchador, luchador, paisano, paisano

Fallece a los 85 años el histórico luchador y ex alcalde de Prioro, Acacio Díez, prototipo del luchador que competía "en defensa del pueblo"

Fulgencio Fernández
31/10/2015
 Actualizado a 15/09/2019
Una estampa histórica, Acacio Díez en el centro de uno de sus muchos corros.
Una estampa histórica, Acacio Díez en el centro de uno de sus muchos corros.
Siempre que alguien pedía una «foto antigua» de lucha leonesa para algo siempre le ofrecía la misma, la que aparece en esta página, la de Acacio Díez, de Prioro, que ayer fue enterrado en su pueblo , en el que falleció a los 85 años de edad.

Siempre quería dar esta foto porque en ella está, como en muy pocas, la historia de la lucha leonesa de una época, los personajes de la lucha leonesa de aquella época y el sabor verdadero de este deporte.Ahí está Acacio Díez, un luchador, un excelente luchador por otra parte a decir de quienes se agarraron con él, un luchador que se viste de gala ‘de lucha’ para el corro de su pueblo, para defender el honor deportivo de su pueblo, para quedar bien ante los suyos en el día más importante para Prioro, el de la fiesta.

«Sólo bajé una vez a luchar a León. Me tocó entrevistarme con Felipe León, estuvimos a caída y media, fue bonito» Y se lo reconocieron entonces y el tiempo se lo reconoció. Acacio Díez tuvo el privilegio de ser, con el tiempo, el alcalde de su pueblo, entre los años 1983 y 1991, porqué a un alcalde de verdad le mueven los mismos sentimientos que a un luchador:representar a los suyos, defendía el honor de sus gentes y le gustaba ser su representante, su abanderado. Ylo fue como luchador, de los buenos, y lo fue como alcalde, de los que dejó grato recuerdo, cuya última manifestación quedó ayer patente en una esquela en la que Corporación «y vecinos le agradecen los servicios prestados».

Acacio fue luchador a la antigua usanza. Acacio era primero ganadero y paisano. Por eso no salía a muchos corros lejos de su pueblo, por eso no bajaba a la capital a muchos provinciales y otras competiciones. «Lo primero era lo primero», me decía este paisano de verdad, serio y cercano a la vez.

Una expresión suya explica muy bien cómo entendía la lucha leonesa Acacio Díez:«Yo con Felipe León creo que sólo me entrevisté una veces, porque a luchar a León sólo bajé una vez.Fue un combate bonito, competido, estuvimos a caída y media, después me ganó, era muy bueno». No entendía a los luchadores como rivales, eran gente que defendía lo mismo que él pero por otro pueblo, por eso no luchaba contra ellos, ‘se entrevistaba’.

«Lo importante no era uno, yo u otro, lo importante era defender a Prioro; por eso después también fui alcalde» Era curioso, y significativo, escuchar a Acacio Díez hablar de lucha. Le preguntabas por victorias suyas y respondía con recuerdos colectivos. «A Morgovejo bajábamos cerca de cien, había mucha rivalidad, pero sobre todo nos preparábamos para el corro de la Virgen, aquí en Prioro, todos los domingos después de misa entrenábamos todos los mozos para ‘los luches’del día de la fiesta.

El tiempo provocó una curiosa situación. Su hijo Alberto se casó con Esther, la hija de Cayuso de Celis. Uno de los privilegios que me ha dado este deporte es compartir sobremesa con los dos. Montaña y ribera. Dos formas de entender la lucha, Cayo fue el primero que entrenaba en gimnasio, Acacio entrenaba con el ganado y a la hierba... pero dos sabios que hablaban en voz baja y en el mismo idioma, la lucha.

Recordaban a buenos luchadores de su época, de Felipe a Quintín, a los mejores en determinadas mañas, quién las daba mejor, cuando tercia en la conversación Alberto Díez, el hijo de Acacio que más veces salió al centro del corro, y le recuerda:«Pues a mí el que me dio las primeras cadriladas y las mejores fue usted, padre».
Acacio sonrió. Como sonreiría ayer, desde donde esté, al ver el multitudinario entierro en el que se reunieron esos vecinos a los que tanto defendió, en los corros de lucha y como alcalde. DEP.
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