«Entornó Víctor», decía Talí su jefe en la panadería y el bueno de El Hombre Tranquilo de Valderrueda lo recibía haciendo honor a su apodo: «No pasa nada, ya lo decía Tasio». Ya no es posible «hacerse un Miguel y acabar la temporada sin una sola derrota.
Lo impidió el chaval Fer, de Villavente, a las primeras de cambio, con una victoria inapelable, un 2-0 contundente que le encaminaba hacía su primera victoria en un corro de Liga, que después ganaría aunque no se lo pusieron nada fácil, sobre todo David Riaño en la final, que llegó a adelantarse con una entera que le metió el miedo en el cuerpo, porque el chaval de Chucho es luchador y lo va a ser mejor.
- ¿Cómo lo hiciste Fer?
- Luchando como me dijo mi primo Adri, sin perder la cabeza, esperando y luchando sin miedo, con ganas.
Fer ganó su primer corro, con 19 años y dice que le ayudaron los consejos de Adri, que venció en medios Parece fácil la fórmula para entornar a Víctor, pero agarrados en el centro del corro resulta más complicado. Si atendemos a lo que dice el feliz Fer bien se podría decir que Adri ganó ayer dos corros, el de su primo con los consejos —es su entrenador en el club— y pocos minutos después sería él mismo quien se impuso en medios, donde ‘Padre’ —el líder Moisés— y el de Villavente (doblete del pueblo) no quiso dejar pasar la ocasión de acercarse a él. Lo hizo.
Curiosamente un escollo complicado, en semifinales, era el primo de Moisés, Samuel Sánchez, al que dio Adri una entera de mucho potencia nada más empezar pero el de Cistierna le metió el miedo en el cuerpo con una media que hizo que el padre del de Villavente le insistiera: «¡Adri tranquilo, Adri cabeza!».
Y le tuvo que repetir lo mismo en la final, frente al otro Adrián, Fierro, de quien le avisaba: «Cuidado Adri (Rodríguez) que éste sabe luchar». Y nada más empezar la final se lo demostró el de Cerulleda con una entera, que el de Villavente supo remontar y llevar la felicidad a los suyos en la grada, especialmente al abuelo Justo, que apretaba nervioso entre sus manos el sombrero y a quien el chaval fue a abrazar nada más acabar. La cara de justo, y una lágrima, lo decían todo. También tenía un recuerdo el vencedor para otra abuela, Araceli, que falleció minutos antes de comenzar el corro de Riaño y allí se prometió Adri que pronto le enviaría un corro al cielo. Lo hizo.
Y el tercer vencedor «no líder» fue en pesados, aunque el «sí líder» —Pedro Alvarado— estaba feliz pues cimentó aún más su liderato al estar en la final y no acudir el segundo clasificado, Jesús Quiñones, que cambió la lucha por hacer el Camino de Santiago en bici.
Llegó Rodri con 90 kilos —estuvo de vacaciones— y cuando se apuntó en pesados muchos pensaron en La Perla como posible campeón. Y lo fue. Se repitió la historia del luchador de semis que sube a pesados. La verdad es que su victoria fue un recital de mañas: garabito a Aitor, dedilla a Álvaro, nuevo garabito a Pedro... ya decía Nacho: «Es que este es un deporte en el que se gana dando mañas».
Y el derrotado y líder, Pedro Alvarado, feliz pues ya ve la Liga a la vuelta de la esquina: «Poco a poco», insiste.
‘Tormenta perfecta’ de Uco, corro y Liga de una tacada
Si hay un luchador que ahora mismo está impresionante es Tomás González, antiguo Tomasín, Tomás el de Uco, Tomasuco, también como culto al abuelo, tan habitual en la lucha.Después de aquel apasionado chaval que era un torrente de ilusiones, llegó en 2017 un campeón y ya no se apeó del primer cajón con tres ligas seguidas y ayer sumó matemáticamente la cuarta. Y ganó el corro. Y fue el único líder que lo hizo en La Mata de Curueño, cerca de su casa en La Vecilla.
Hablando de tormentas Tomasuco parece la tormenta perfecta. Se entiende recordando cómo ganó la final a un gran luchador, como es Rubo y al que ayer se veía bien, con ganas, si es que se puede intuir algo en el siempre imperturbable luchador de Valdorria. Le sacó Tomás a vueltas con brío, quiso rematar el vuelo con un garabito pero se le escapó por su propia velocidad y rápidamente cambió a rematar el vuelo con una media vuelta que dio... La tormenta, que dio paso a la paz de un zancajo de luchador de recursos. Que los tiene. Ya los había mostrado antes, como en una cadrilada al cielo que le dio a Liquete y la remató, esta vez sí, con un garabito que no te deja más recurso que tenderle la mano para que te levante del suelo.
Había disfrutado el público antes en el combate entre Rubo y Sansón, en el que estuvieron a caída y media. Es curioso cómo los rivales saben lo que va a hacer el veterano Sansón y no es menos curiosa su cara cuando algunas veces ven que es inevitable evitar la potencia de Jesús, de quien decía un aficionado: «Cuando se pone en tensión él... tiemblo yo». Y yo.