Una Traviata para el renacer de Italia

La Arena de Verona colaboró con las principales instituciones culturales del país en las producciones de si edición de 2021. Los Uffizi participaron en la tragedia de Verdi que este jueves exhibe Cines Van Gogh

Javier Heras
09/02/2023
 Actualizado a 09/02/2023
Vittorio Grigolo y Sonya Yoncheva durante la representación.
Vittorio Grigolo y Sonya Yoncheva durante la representación.
Cada verano, decenas de miles de melómanos de todo el mundo se reúnen en la Arena de Verona. Fundado en 1913 en un anfiteatro romano del siglo I, es uno de los festivales más prestigiosos y veteranos de Europa. Dado que la edición de 2020 se suspendió por culpa de la pandemia, al año siguiente las expectativas eran considerables. Aunque también las restricciones, en especial la engorrosa distancia sanitaria. Pero el certamen –históricamente caracterizado por sus sets monumentales– hizo de la necesidad virtud: para compensar el limitado movimiento escénico, sustituyó los decorados de todas las producciones por imágenes dinámicas en 3D. Se proyectaban en unas inmensas pantallas LED.

De paso, Verona se convertía en embajadora de la cultura italiana, y de su renacer tras un año de puertas cerradas. Algunas de las instituciones más destacadas del país colaboraron en la dramaturgia de las obras: el Museo Egipcio de Turín para ‘Aida’; el Museo Nacional del Judaísmo para ‘Nabucco’; el de Arte Chino de Parma para ‘Turandot’. Y, para ‘La Traviata’, la mismísima Galería Uffizi de Florencia. Las cámaras recorren su colección, en concreto las pinturas de final del siglo XIX: este montaje –que sustituyó al clásico de Zeffirelli– se sitúa en el París de la Exposición Universal de 1889, con algún guiño al filme ‘Moulin Rouge’, de Baz Luhrmann. El director de escena genovés Michele Olcese encargó el trabajo audiovisual al estudio D-WOK, muy aplaudido por su ‘Aida’ de Sydney.Cines Van Gogh retransmite este jueves una grabación de la tragedia de Verdi. En el elenco, dos jóvenes estrellas: Sonya Yoncheva y Vittorio Grigolo. A la soprano búlgara (1981) la avala el elogio de la crítica, así como los galardones en concursos como Operalia en 2010 y Aix-en-Provence en 2007. Ganadora de un ECHO Klassik Award en 2015, inició su carrera en el repertorio barroco, pero lleva tiempo consolidada en los grandes roles de heroína, como Mimì, Norma o, sobre todo, la cortesana Violetta, con el que se ha lucido en el Metropolitan, Múnich, París, Londres o Zúrich. Como exige la partitura, parece tres cantantes diferentes: en el primer acto destaca por sus agilidades; en el segundo emerge su aspecto lírico; en el tercero, la intensidad.En cuanto al tenor italiano (1977), discípulo de Pavarotti, ha despuntado como Des Grieux y Werther, y no ha dejado de ascender desde su debut en La Scala. Su bello timbre, sus intensos agudos y sus refinadas medias voces lo hacen un impecable Alfredo. La pareja volvía a coincidir después de la gala ‘Love Duets’ de Verona y de la ‘Tosca’ de Nueva York. Al frente de la orquesta, el joven Francesco Ivan Ciampa (1982), responsable de la ópera de Salerno.‘La Traviata’ ocupa desde hace más de siglo y medio el podio de los títulos más representados del mundo, junto con ‘Carmen’ y ‘La Bohème’. Parece mentira que su estreno en 1853 se saldase con un fracaso. ¿A qué pudo deberse? Probablemente a la censura (que prohibió que la acción representase la sociedad y las costumbres de su tiempo) y a una protagonista demasiado madura como para encarnar a una joven moribunda. Sin embargo, la lógica se impuso y pronto este drama se convirtió en un favorito del público gracias a sus inolvidables melodías (‘Amami Alfredo’, ‘Libiamo’, ‘Sempre libera’), la riqueza de la orquesta –que evoca el París del XIX– y la humanidad de sus personajes.

Lejos de las tramas caballerescas de su juventud, Verdi (1813-1901) se consagró como creador moderno con esta adaptación de ‘La dama de las camelias’, novela de Alejandro Dumas, hijo, traducida a 100 lenguas. En ella, y junto al libretista Francesco M. Piave, reivindicó la dignidad de una prostituta de lujo. Violetta –Margarita Gautier en la obra original– renuncia al amor para proteger la reputación de la familia de Alfredo. Se basó en una musa real que también falleció de tuberculosis.
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