Un siglo de Don Francisco

La Fundación Sierra Pambley dedica ‘La pieza del mes’ a recordar el Centenario de su patrono Francisco Giner de los Ríos

Fulgencio Fernández
18/02/2015
 Actualizado a 31/07/2019
Una de las vitrinas de la Fundación Sierra Pambley. | L.N.C.
Una de las vitrinas de la Fundación Sierra Pambley. | L.N.C.
Justamente ayer, día 17 de febrero, se cumplían cien años de la muerte de uno de los personajes más interesantes de cuantos tuvieron relación con esta provincia. Aquel anciano andaluz con pinta de venerable al que todos llamaban con respeto ‘don Francisco’ se llamaba en realidad Francisco Giner de los Ríos, y es sin lugar dudas uno de los grandes regeneradores de la sociedad a través de un arma para él infalible pero tantas veces olvidada:la educación.

Giner de los Ríos fue uno de los patronos fundadores de la Fundación Sierra Pambley, motivo por el cual esta institución enLeón no ha querido dejar pasar por alto esta fecha y le dedica una de sus actividades, la pieza del mes, que en febrero será un homenaje a ‘don Francisco’, hoy mismo y el próximo miércoles, día 25. «En una primera parte se abordarán los aspectos fundamentales de su vida, tanto personal como profesional, así como las líneas básicas de su pensamiento pedagógico y educativo, y su aplicación, a través de documentos de archivo, recortes de prensa de la época etc. Una segunda parte estará centrada en la prolífica producción literaria de Giner que tocó temáticas como el derecho, la pedagogía y la educación, y donde se hará especial hincapié en el al ámbito de las ciencias sociales y las artes, este último campo muy destacado dentro del programa educativo en la Institución Libre de Enseñanza», explican desde la propia Fundación.

Las ideas de Giner de los Ríos siguen teniendo hoy mismo gran vigencia, es más, tal vez sean más necesarias que en otras muchas etapas de nuestra historia reciente. No hace muchos días escribía Jaume Carbonell en el Diario de Educación: "Fue el fundador y el alma de la ILE (Institución Libre de Enseñanza), en 1876: una bocanada de modernidad, humanismo e innovación educativa dentro del panorama de una educación oficial encorsetada, asfixiante y controlada por el catolicismo más integrista. Giner lo tenía muy claro: la regeneración democrática de la sociedad solo puede venir de la educación, de la revolución de las conciencias. A este propósito puso su sabiduría pedagógica y su ejemplaridad y compromiso moral. Se trataba de pensar y estar en la educación de un modo radicalmente distinto: hermanando la teoría con la práctica, la enseñanza escolar con el aprendizaje fuera del aula y al educador infantil con el profesor universitario".

¿Ha pasado más de un siglo de estas ideas? Casi nadie lo diría.
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