"Siempre he sido mi ruta, saco lo que tengo dentro de mí"

El título de la exposición, ‘540 días en Pekín (2010-2012)’,  que a las 20:00 horas se inaugura en el Museo de León,  no pretende ser un guiño por parte del artista José de León a la célebre película del Nicholas Ray ‘55 días en Pekín’ porque, según el artista, "yo me ciño simplemente a mi realidad", que en su caso tiene que ver con los 540 días que a lo largo de un periodo de tres años, de 2010 a 2012, pasó en Pekín, descontando los duros inviernos y los no menos duros veranos en que el artista leonés regresaba a España.

De todo este largo periplo en Beijing  ha salido una muestra que, en opinión del artista, está repleta de "diamantes, rubíes, jade, oro, incienso... todas las maravillas que uno puede crear en un lugar realmente duro pero que al estar en soledad, como corresponde al mundo de la creación, salen estas obras que hoy os ofrezco para aliviaros en el día a día".

Para José de León ‘540 días en Pekín’ es una muestra muy representativa de su trayectoria artística. "Yo siempre he sido mi ruta, miro hacia adentro y saco lo que tengo en mi interior. Las circunstancias que me dominan en ese momento, el lugar donde lo pinto, un país con dos temperaturas diferentes, con sus comidas, con sus personajes, es lo que influye un poquito algunos toques, algunas pinceladas arquitectónicas, paisajísticas, etc, pero realmente en mi pintura se reconoce una impronta tanto sea de esta última época como de las anteriores", asevera el artista, para quien la cultura ancestral de ese país ha tenido un papel preponderante a la hora de bautizar a sus hijos, como José de León define a sus cuadros, que en número aproximado de treinta presenta desde hoy y hasta el próximo 8 de abril en las salas de exposiciones del Museo de León. ‘Alrededor del Tao’, ‘Lo flexible vence a lo rígido’, ‘Estos son los seres que alcanzarán la unidad con el Tao’ son algunos de los títulos que conforman esta muestra realizada bajo unas circunstancias adversas como consecuencia de la falta de comunicación y que le llevaron en su caso a tratar de mantenerse fuerte tanto física como psicológicamente. "El instinto de supervivencia me ha hecho  estar bien alimentado, fuerte, sano, y en perfecta comunión conmigo mismo con el fin de remontar ese periplo, que es como una aventura. Vivir en medio de una isla inmensa repleta de chinos supone estar con las pilas puestas y atento al enemigo, como solemos decir".

Tras su vuelta de Pekín, José de León ha seguido desarrollando su actividad en su pueblo, donde ha revisado parte de su obra anterior, decidiendo en la actualidad trasladarse hasta la capital del viejo reino para pintar con colores grises, blancos y negros en una operación de «vuelta a empezar de nuevo», si bien reconoce que esas tonalidades ya estaban presentes en el último tramo de su estancia en la gran metrópoli china. "Son unos fondos más grises que nos recuerdan a la pintura más tradicional china".