San Isidoro: una plaza que fue el mejor lugar de juegos

Su plaza, el atrio, el entorno es una de las evidentes joyas de la ciudad de León, pero para Andrés Martínez Trapiello es, además, el lugar donde nació, jugó, fue monaguillo... un lugar cargado de recuerdos que nos propone visitar y también nos habla de personajes e historias vinculadas a este lugar

Fulgencio Fernández
17/05/2021
 Actualizado a 17/05/2021
Una de las numerosas vistas de San Isidoro, diferente a como estaba cuando Trapiello jugaba por sus rincones y aprendió a patinar. | ANDRÉS M. TRAPIELLO
Una de las numerosas vistas de San Isidoro, diferente a como estaba cuando Trapiello jugaba por sus rincones y aprendió a patinar. | ANDRÉS M. TRAPIELLO
En León todo el mundo conoce a un Trapiello, o a varios. Por ello, la pregunta que se repite es «¿de qué rama de los Trapiello?». Y más si se llama Andrés, que es el nombre más repetido en esta saga. Así, el sábado publicaba La Nueva Crónica una entrevista con Andrés G. Trapiello, escritor que recibía la medalla de Madrid, y hoy nos acompaña en el viaje ‘al tesoro’ de los lunes Andrés M. Trapiello. Primos a los que sólo diferencia la G, de García, y la M, de Martínez, pues los dos llevan a gala ‘lucir’ el Trapiello.

Esta especie de trabalenguas propició en su día un simpático comentario de M. Trapiello con motivo de la presentación de un libro de G. Trapiello, con presencia en el acto de Pedro G. Trapiello, recogiendo las palabras del presentador: «Andrés, que es el autor de la novela premiada por Plaza y Janés, y nos acompaña en la mesa presidencial también su hermano Pedro, periodista y escritor. Ellos son hermanos de Seve, el pintor, y son sobrinos de César Trapiello , el tío cura periodista; también son sobrinos de Marcelo, periodista, que es el padre de Andrés que ha estado en política, como lo estuvo también otro Andrés, el tío maestro, que también fue concejal allá por los sesenta y tiene once hijos, unos de los cuales también se llama Andrés...».

Para completar la bromaAndrés M. Trapiello se dirigió al final del acto al presentador y le preguntó: «¿Habrán deducido los asistentesque yo soy hijo de mi tío César, el cura, y Pedro era primo de Andrés. Y mi padre, periodista durante cuarenta años en El Diario de León, era cura y padre de Andrés; pero ¿de qué Andrés?, porque nuestro abuelo también se llamó Andrés, y yo ahora tengo también un hijo que se llama Andrés. Y un hijo de Andrés?».

Son así los Trapiello. Quien hoy nos propone un rincón es el Andrés que en aquella presentación decían «que ha estado en política» si así se le puede llamar a ser concejal una legislatura, hijo de periodista, padre de fotógrafo —Andrés M. Casares— hombre que se ha empapado de la familia y la ciudad y es un poco de todo: fotógrafo, escritor (en su blog y en el libro del mismo nombre ‘La sendade Trapi’), profundo conocedor de la ciudad y sus gentes, gran conversador y buena gente, un tipo siempre cercano.

- ¿Dónde nos vas a llevar?
- ¿Vale León capital?
- Claro, tú eliges.
- San Isidoro, la plaza, la colegiata y el entorno cercano.
- ¿Qué tiene de especial para tí, al margen de la siempre recomendable visita a esta joya de nuestro patrimonio?
- Pues que es un viaje a eso que dicen que la infancia es la patria de las gentes. Ahí nací, ahí crecí y esa plaza se convirtió para nosotros en el mejor lugar para nuestrosjuegos. Ahí aprendí a patinar, después mi padre siempre decía que veraneábamos en el atrio de SanIsidoro, un lugar especial.

Y recrea Andrés M. Trapiello muchos recuerdos de aquel lugar, donde además tuvo el privilegio, por ejemplo, «de ser monaguillo y tocar cada día esa joya de la que ahora se habla tanto, el llamado Grial, que para nosotros era el Cáliz de doña Urraca». Y también fue monaguillode la capilla de otro vecino de la plaza, el convento de las monjas de la Caridad, las Siervas. «Ahí conocí a sor Serafines, de la que se habla estos días porque cumple 75 años atendiendo enfermos ¡Cuánta bondad la de esa mujer! Te cuento una anécdota que la define. Hace 15 años me picó una garrapata que casi me manda para el otro barrio y no sé cómo se entero sor Serafines pero allí se presentó a verme».

Viaja M. Trapiello a aquellos años, con la plaza con jardín, los chavales jugando, incluso el caserón anterior al convento de las monjas y sin el monumento a los caídos. Las carreras hasta la plaza de Santo Martino o el Corral de San Guisán... «Tengo la imagen de ver paseando a a aquel canónigo que después desterró el obispo Almarcha, Julio Llamazares, que paseaba todos los días por allí y era un verdadero encanto, un hombre muy entrañable».

En aquel lugar vivió su madre, que falleció a los 103 años prácticamente hasta su fallecimiento por lo que Andrés regresaba con frecuencia y en la actualidad sus paseos diarios siguen atravesando este lugar tan cargado de recuerdos y «de cuyas bondades para visitar no hace falta recordar, todos los leoneses las conocen pero no está de más refrescarlas con frecuencia».

La definición de Martínez Trapiello en la presentación de la novela de su tocayo y primo García Trapiello decía que es «el que estuvo en política».

- ¿Cómo es tu recuerdo de la etapa de concejal del Ayuntamiento?
- Agridulce, sinceramente. Disfruté pudiendo hacer algo por mi ciudad, y destacaría que desde la concejalía se proyectó e impulsó con fuerza la traída de aguas del Porma para la ciudad, una obra de treinta kilómetrosque acabó conun viejo problema de abastecimiento y averías. Pero en esa misma obra conocí la cruz, cuando la inauguraron, ya otra corporación, se olvidaron del concejal que la impulsó, de la concejalía...».
- Pero, ¿no sería solo eso la cruz?
- No, por supuesto, sólo es un ejemplo de cómo es la política. Lo más triste para mí fue descubrir sus entresijos, que definiría como realmente asquerosos. Debo reconocer que mi padre me había avisado de lo que había, pero cuando lo ves blanco y en botella...En fin, traté de hacer cosas y mostrar una forma de hacer.

La de un Trapiello. Y Andrés.
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