Poesía escrita en lienzo

Eva del Riego reconoce haber tenido infinidad de profesores que la han ayudado en su aprendizaje, aunque considera que "no hay mejor maestro que el trabajo del día, la perseverancia y los errores"

Mercedes G. Rojo
01/05/2018
 Actualizado a 17/09/2019
La artista Eva del Riego.
La artista Eva del Riego.
«Me gusta decir que soy una aprendiz que cuanto más sabe de este mundo, más ignora». (Eva del Riego).

Hoy recorremos un nuevo sendero artístico del panorama en femenino de nuestra provincia de la mano de Eva del Riego, que trabaja su obra pictórica desde la localidad de Valdesandinas (1972), la misma que la vio nacer. Desde aquella realidad que conforma su día a día, percibe León como un hervidero de actividades culturales con muchas de las cuales le gustaría estar más en contacto pues las considera una importante fuente de enriquecimiento personal. Sintiendo que toda práctica artística nos ayuda a crecer como seres humanos que buscan lo bello para sentirse bien, aunque a veces esa belleza nos llegue más desde el fin que queremos alcanzar que desde la forma en que tratamos de hacerlo, siente que el arte es tan necesario para quien lo ejerce desde su forma de expresión, de querer transmitir lo que se lleva dentro, como para quien lo recibe como espectador y que es quien realmente tiene que sentir qué le llega de cada pieza, qué le hace sentir. De alguna forma podríamos decir que cree en el arte como algo capaz de cambiar el mundo en positivo y más que como artista se siente a sí misma como «una espectadora constante que siempre aprende algo».

Autodidacta en el sentido de que no ha pasado por una escuela formal, donde de forma más o menos reglada le hayan enseñado los principios de la pintura, reconoce haber tenido infinidad de profesores que la han ayudado mucho, aunque considera que «no hay mejor maestro que el trabajo del día, la perseverancia y los errores». Se recuerda unida al mundo de la creación desde bien pequeña, siempre dibujando, pintando, creando con las manos, pero no será hasta 2010 cuando comience a sentir que la pintura forma parte de ella, que la necesita para vaciar sus sensaciones hasta tal punto que ahora mismo pintar es para ella «vivir, respirar», y así –aunque está comenzando a probar nuevas técnicas- trabaja sobre todo con el óleo y la acuarela, de tal manera que, según sus propias palabras, la acuarela le permite sacar la niña que lleva dentro mientras que necesita el óleo para expresar su alma, sus inquietudes, de mujer adulta con un estilo que combina la forma del hiperrealismo con una sugerente combinación de elementos oníricos que hacen de su pintura una personal forma de expresión. Y toca hablar de referentes como Dalí o René Magritte (de quien dice haber aprendido que un cuadro puede encerrar preguntas sin respuestas o respuestas a todas las preguntas), o de ilustradores como Royo, Lacombe, Rébecca Dautremer o Victoria Francés.Cree que, ahora mismo en arte, es el momento de las mujeres que tienen mucho que contar y que lo están haciendo muy bien, sin importar la voz, ni la disciplina, y que –además del hecho de haberse sentido reprimidas durante tanto tiempo– esto se debe en parte a la labor de esas artistas que nos han precedido y que llevan años abriéndonos el camino, un camino que hay que seguir ampliando cada vez más de cara a nuestras jóvenes, ya que «ellas son nuestro futuro y son brillantes». Eva del Riego ha comenzado a asomarse tímidamente a este mundo con una particular timidez que ejerce una profunda resistencia a su presencia pública. Aun así, en apenas tres años, diversos e interesantes proyectos se han ido sumando a su currículo: varias exposiciones colectivas, algunas individuales, dos proyectos de libro ilustrado, algún que otro premio…, proyectos entre los que no puede priorizar ninguno porque todos y cada uno de ellos los ha vivido como un reto y un gran aliciente en su vida. Y sin embargo, a pesar de ellos, siente que ha llegado muy tarde y que le queda muy poco tiempo para tantas cosas como tiene que contar aún, como la ampliación de su colección de mujeres semilla o un nuevo proyecto en el que, nos cuenta, el reciclado y la técnica mixta le está dando muchas alegrías.

Encantada por su participación en la exposición de Concha Espina por lo que tiene de acercamiento a otras mujeres creadoras y a rescatar para nuestras jóvenes modelos que abren caminos hacia la creación, piensa que el arte es, en cualquiera de sus disciplinas, imprescindible para la sociedad y que es a través de su práctica y su disfrute que se puede llegar a ser adultos con auténticos valores capaces de contribuir a construir un mundo mejor. Y quizá por ello le atraiga cualquier forma de expresión capa de dulcificar la existencia.

Maestra de los pinceles, Eva del Riego considera que la escritura es su asignatura pendiente y que tal vez por eso haya convertido pinceles y lápices en su material de trabajo, herramientas que «me dejan escribir en lienzo lo que mi mente no es capaz de poner en palabras».
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