Un leonés del siglo XII que cumple 20 años

Antonio Suárez Gordón es, para todos El Escribano, su oficio y el nombre de la tienda/taller de arte medieval que regenta en la capital y que celebra su veinte aniversario

08/10/2023
 Actualizado a 08/10/2023
El Escribano y Graciela Zurdo con los expresidentes del Congreso (Meritxel Batet) y el Senado (Ángel Gil).
El Escribano y Graciela Zurdo con los expresidentes del Congreso (Meritxel Batet) y el Senado (Ángel Gil).

«Tiene trabajos míos el Papa, también el actual Rey y su madre, y soy monárquico, llevo con orgullo que la Virgen del Mercado, nuestra patrona, luzca el Decreto de Coronación hecho por mí... pero si te tengo que hablar del momento más emocionante de estos veinte años elegiría el día que una mujer —una viajera, no una turista— se detuvo un buen rato mirando en el escaparate, después cómo trabajaba en mi mesa y simplemente me dijo ‘gracias’. Fue muy emocionante».

La anécdota seguramente define a quien la recuerda, Antonio Suárez Gordón, conocido por todos como ‘El escribano’ (su profesión) por el nombre de la tienda taller que desde hace veinte años regenta en León y que esta misma tarde celebra estas dos décadas con un acto que se celebra en el Teatro San Francisco para agradecer su acogida a leoneses, clientes, amigos... Será una cita musical y medieval con actuaciones de la banda de Gaitas de la Virgen del Camino, el conjunto leonés de danzas renacentistas Gratie d’Amore acompañado por el grupo asturiano de música antigua Xistras.

 Y es que el ambiente medieval es el que reina en El Escribano, que lleva los apellidos de ‘Arte medieval - Scriptorium’. 
- ¿Cómo desemboca un leonés con sangre de Gordón en el arte medieval?
- Creo que siempre ha sido lo mío aunque no pareciera predestinado a ello. Con un hermano minero, pasión por el fútbol en casa, vecino de un barrio obrero, hijo de obreros... comencé Derecho pero, por suerte, lo dejé pronto, en primero, pues no quería alejarme de lo que me apasionaba, estudié Historia del Arte y ahí ya fui enfocando un camino. Al acabar la carrera pude trabajar durante más de una década en el Museo de San Isidoro y ya te puedes imaginar cómo allí no puede ocurrir otra cosa que alimentar esta pasión, rodeado de arte. 

Ahora hace dos décadas que creó este rincón de arte que es El Escribano. «En realidad abrí el 1 de noviembre de 2003, pero no me parecía el Día de los Santos una fecha oportuna para un aniversario y por disponibilidad del teatro, días más largos, etc, todo nos llevó a este domingo de octubre». 

«Tiene trabajos míos el Papa, los reyes, el Decreto de la Virgen del Mercado... pero lo que más me ha emocionado en los 20 años fue una viajera que entró a decirme gracias»

Ya iba sembrando pistas de esta fiesta desde hace unos meses. «Hoy, lunes 8 de mayo, iniciamos una cuenta atrás muy significativa. Es pronto aún para desvelar más detalles, pero en este 2023 el otoño en El Escribano va a ser muy especial», escribía en su web.

- Ha sido una pequeña locura estos días, tengo ganas de que pase la fiesta y centrarme en el trabajo, volver al taller; pero me parecía de justicia agradecer estos veinte años de fidelidad que nos han permitido que las cuentas cuadren a final de mes, que no es poco; explica Antonio Suárez.

Pero ya antes de inaugurar El Escribano Antonio Suárez había comenzado su formación en el oficio. «Desde 1998 me venía formando de forma práctica en el mundo de la caligrafía y la iluminación, sumando esta técnica a los conocimientos teóricos de mis estudios y lecturas».  La puesta en marcha de la tienda/taller supuso una nueva etapa en su vida, muy positiva pues, señala Suárez Gordón, «era la historia de alguien que también soy, un poco loco y un romántico; pero en el que podía aunar todo lo que me apasionaba: Historia del Arte, ser calígrafo, trabajar sobre la Historia de León, su cultura y poder resaltar su esplendor. Tiene además otro componente muy agradable, que el cliente disfruta con tu trabajo y que hay otra parte anímica que es muy importante, de ahí lo que te contaba de la viajera por León que sólo me dio las gracias».

 - ¿De qué trabajos te sientes más satisfecho?
- Es muy complicado, es tan variado, de una capitular a un marcapáginas o los textos de los Fueros de León escritos en tres lenguas diferentes: la original, la romanceada del siglo XII y el castellano actual. Este libro se puede decir que 
es mío al 50% y en un viaje a Roma pude saber que el Papa tenía tres ejemplares de otros tantos regalos, es un orgullo; pero también lo es, y mucho, el Decreto que salió en procesión con la Virgen del Mercado y ha quedado ahí, en exposición, al lado de la Patrona de León; y hay trabajos míos en manos de Zapatero o en su día de Fraga, los Reyes o en las de los dos astronautas leoneses... En fin, lo que ocurre es que vas pasando etapas y te das cuenta de que lo importante son otras cosas, como tener un nombre, una forma reconocida de trabajar porque, sin ser pretencioso, ya se lo que hago. Cuando me vienen ‘a probar’, por decirlo de alguna manera, les digo que ya me examiné en la Universidad y llevo veinte años examinándome cada día... creo que algo ya sé, que se fíen de mí».

- ¿No manda el cliente?
- Digamos que sí y no. Quien acude a mí lo hace a una forma de trabajar, con concesiones a veces, no somos un Museo que se tenga que ajustar fielmente a la realidad histórica, pero con coherencia. Lo que sí reconozco es que no me gusta trabajar con gente tóxica, que ya llevo muchos años en el oficio». 

Desde luego, atravesar las puertas de El Escribano es abrir las puertas de otro mundo y otra forma de verlo, a la filosofía de vida de El Escribano y, desde hace tres años, suma la presencia de otra artista en su linea:Craciela García, heredera del arte, la tradición y la paz de otro maestro, García Zurdo.

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