La estatua de Guzmán el Bueno vista por el Ayuntamiento de León (II)

El historiador José María Fernández Chimeno publica la segunda parte de sus investigaciones en el Archivo Municipal de León, entre 1895 y 1899

José María Fernández Chimeno
04/12/2019
 Actualizado a 04/12/2019
Estatua de Guzmán el Bueno inaugurada sin la verja y el zócalo.
Estatua de Guzmán el Bueno inaugurada sin la verja y el zócalo.
El año 1894 se había cerrado con la comunicación que hace el Arquitecto municipal en la Sala de sesiones de la Casa del Ayuntamiento de León. En la misma propone que el monumento a Guzmán (el Bueno) se erija en la Plaza Mayor de esta Capital, pero al siguiente año de 1895 se habrá de esclarecer la ubicación definitiva. Antes de conocer cómo se eligió el emplazamiento por los señores Concejales en un pleno municipal, en el Consistorio se dirimieron asuntos más trascendentes para el «afán de progreso» de los leoneses. Estos se centraban, sobre todo, en el ensanche y su modificación respecto al proyectado por Ruiz de Salazar (1889).

Los tres asuntos más importantes para el Consistorio leonés, en el quinquenio de 1895 a 1899, fueron, por este orden: «el primero referido a la traída de aguas, alumbrado eléctrico de parques y avenidas, y pavimentación de calles; el segundo se refería a la concesión de un crédito bancario de 55 Mil pesetas para que, tras una Real orden del Ministerio de Gobernación, el 4º Deposito de Caballos Sementales se instalara en el edificio de San Marcos (adquiriendo la contigua casa de los Peregrinos y su huerta por otros 22 Mil pts.); y el tercero se refería a la reforma de la administración de Consumos, principal y casi único recurso del Ayuntamiento». La penuria por la que atravesaba la Caja municipal se plasmó en todas y cada una de las Actas municipales de estos cinco años; privación que traería enormes consecuencias para el devenir del monumento conmemorativo al héroe leonés Alfonso Pérez de Guzmán (el Bueno).

Cuando la Comisión provincial de la Diputación, en un oficio de 13 de enero de 1895 «acordó en sesión del 12 del corriente anunciar en la Gaceta de Madrid el concurso público entre escultores y arquitectos españoles para la erección en esta capital de una estatua que represente la figura del insigne leonés», el Ayuntamiento de León, tras elegir en abril un nuevo alcalde constitucional, D. Cecilio Diez Garrote, tomó la decisión de convocar un pleno municipal, donde se seleccionaría el lugar más apropósito para el emplazamiento de la estatua, «habiendo resultado por unanimidad elegir el punto donde se cruzan la calle de Ordoño 2º en su prolongación hasta el puente, y el paseo de Guzmán el Bueno, que en forma de tal ha de extenderse hasta San Marcos»; pero se requería la autorización de la Dirección de Obras Públicas, por coincidir la glorieta de Guzmán el Bueno con la carretera de Villacastín a Vigo.El lugar elegido ya aparece en la Base 5ª de la convocatoria anunciada en el Nº CCXXXV de la Gaceta de Madrid (22-01-96); y antes de que finalice el año, los trabajos de afirmado del paseo de Guzmán el Bueno y de la glorieta que lleva este mismo nombre ya están en ejecución. Otros proyectos, aunque largamente deseados, jamás se llevaron a cabo: uno de ellos se pidió en la Sesión de 28 de febrero, cuando en «usó de la palabra el señor Nieto (Celestino), y pide que se acuerde dirigir una carta de gratitud á los Diputados que han reproducido el proyecto del ferrocarril de Benavente á esta Capital»; incluso, a pesar del apoyo del senador de la provincia, Gabriel F. Cadórniga, ofreciendo «toda su influencia» para pedir una compensación al Ministerio de Guerra por la publicación de un Real Decreto creando el 8º Cuerpo del Ejército en Valladolid, no se pudo evitar que llevara tras de sí la traslación de la capitalidad del 7º Cuerpo en León.Mientras esto sucede, la reforma de la glorieta de Guzmán el Bueno prosigue a buen ritmo y ello conllevaba el derribo del Fielato existente, con su traslado hacia el Puente de hierro y la Estación del Norte. El nuevo arquitecto municipal, D. Manuel Hernández y Álvarez-Reyero es el encargado del seguimiento de las obras y de aplicar las Ordenanzas municipales para el Régimen de la Ciudad de León; también proyecta la construcción de una plaza de Toros, y pide autorización al grupo concejil para presentar los planos en la Exposición Nacional de Bellas Artes que se ha de celebrar en Madrid. No obstante, este grato ambiente laboral se rompe, tras un fuerte enfrentamiento entre el Arquitecto municipal y el alcalde Sr. Garrote, por cuestionarse su autoridad, lo que conlleva el cese de uno y la dimisión del otro, al finalizar el año 1896.Vuelve a tomar las riendas del Consistorio el alcalde D. Tomás Mallo López, para el bienio 1897-1899 (antes lo fue del bienio 1893 a 1895), y consigue que los ánimos se apacigüen. A estas alturas del siglo XIX el «alumbrado público» se había extendido a muchas de las calles, paseos y plazas de la ciudad; así como al Teatro Principal, resultando habitual a la vista de los viandantes el cruce de cables en la vía pública; no obstante, para su aprobación se requería de las actuaciones del arquitecto municipal y la plaza es cubierta por el Sr. Luis Domingo de Rute (más adelante, autor de los Modelos de Escuelas de Educación Primaria Pública, avalados por el Ministerio de Instrucción Pública para toda España). Él será quien se encargue de aprobar las solicitudes de construcción de nuevas viviendas, y promueve que a los autores del proyecto del ensanche de la parte Oeste de la Capital, se les autorice para presentar dicho proyecto en la Exposición anexa al IX Congreso Internacional de Higiene y Demografía, celebrado en Madrid en abril de 1898, bajo el patrocinio de SS.MM. el Rey D. Alfonso XIII y la Reina Regente Mª Cristina.

Parte importante del proyecto sería el monumento a Guzmán (el Bueno), y en octubre del año en curso ya se espera con impaciencia que el arquitecto director D. Gabriel Abreu, viaje a León para realizar la recepción provisional de las obras del pedestal que soportará la estatua. Es cuando los concejales del Ayuntamiento se impacientan y apremian al arquitecto municipal a que «termine los estudios tan urgentes é importantes, como «la verja» de la glorieta de Guzmán el Bueno y la alineación de la plaza de San Marcelo»; pero el facultativo enferma de gravedad y al año siguiente (1899) presenta la dimisión en el cargo por cuestiones de salud, sustituyéndole en la Oficina de Obras municipales el arquitecto provincial, D. Francisco Blanch y Pons.

Será este personaje quien lleve el peso de las obras, representando los intereses de la Diputación y del Consistorio leonés al mismo tiempo. Él es quien emite un oficio diciendo que: «Visto el proyecto de verja y pedestal de la misma, así como la acera que se ha de construir alrededor de la estatua […] producirá muy buen efecto, si se introducen en el zócalo de la misma y en su colocación las modificaciones que aconsejan los principios de estética más elementales como son, el que tanto la verja como su zócalo tengan sus remates á niveles horizontales sin banqueo ninguno…».

En la Sesión ordinaria de 7 de marzo del actual, la presidencia propone que de inmediato se encargue al arquitecto el estudio del pliego de condiciones para subastar la construcción del zócalo. Esta es adjudicada al contratista Froilán Fdez. por el precio de 3.879 pts. Todo parecía indicar que en breve se iba a inaugurar el monumento conmemorativo con la participación del Ayuntamiento, cuando, por orden del Gobernador Civil de la provincia, en la Sesión inaugural de julio de 1899, es nombrado alcalde el concejal del mismo D. Perfecto Sánchez Puelles.

La primera decisión tomada en la Sala de plenos fue formalizar el crédito bancario para iniciar las obras del edificio de San Marcos y adquirir la casa de Peregrinos con su huerta. Llegados al punto once de la convocatoria se eligió arquitecto municipal al Sr. Manuel del Busto y Delgado, quien, entre sus primeras actuaciones está la de reformar el zócalo de la verja. Mas el tiempo apremia, pues la empresa Masriera y Campins, encargada de la fundición a la cera perdida de la estatua de Guzmán el Bueno, comunica a la Diputación que la obra llegará a la Estación de Ferrocarril de León el 8 o 9 de noviembre de 1899. Ocho días después, es leído en Sesión ordinaria un extenso informe del arquitecto municipal «haciendo un juicio crítico del zócalo que se está construyendo para la verja que ha de circundar la glorieta de Guzmán el Bueno» y propone a los señores concejales que por razones de estética, economía y de urgencia se suspendan las obras y se suprima totalmente el zócalo; quedando reducido el proyecto a la acera circular ya diseñada.

El citado informe es impugnado por el anterior alcalde Sr. Tomás Mallo que cree necesaria la colocación de la verja para proteger el monumento; pero el ahora concejal Sr. Garrote estima que «en lugar de una obra de arte se está haciendo un abrevadero […] siendo suficiente poner de trecho en trecho columnitas con cadenas como está la estatua de Pelayo en Gijón». Interviene el Sr. Sangrador para decir que juzga innecesaria la verja «porque no impide los destrozos que puedan causarse y porque los pueblos han ganado mucho en cultura». Por consiguiente, finaliza el quinquenio de 1895-1899 con la renuncia del Ayto. de León a colaborar con la Diputación; mientras tanto, el 30 de diciembre del vigente año se procede a la recepción definitiva del pedestal de la estatua de Guzmán (el Bueno), con el visto bueno del arquitecto director D. Gabriel Abreu y el arquitecto provincial D. Francisco Blanch y Pons.
Archivado en
Lo más leído