Se refiere a que en el pequeño pueblo en el que se ha afincado, Villalfeide, vuelven a apostar por nuestras tradiciones, por recuperar las ancestrales celebraciones y no subirse al carro de la fiestas «impuestas», comerciales y ajenas a nuestra cultura.
Ya lo hicieron hace unos meses recuperando para el Día de Carnaval una tradición de este pueblo, los Caretos; y vuelven a hacerlo este martes, la víspera de Todos los Santos dejando de lado al cada día más omnipresente halloween y recuperando otras ancestrales celebraciones. «Pretendemos ‘rivalizar’ con el halloween más americanizado recordando nuestras tradiciones de Noche de Ánimas, que también las hay y parece que se nos olvida», explican desde Villalfeide las gentes de un grupo que ya llevan tiempo manos a la obra de dinamizar la vida cultural y social de esta pequeña localidad de la ribera del Torío.
Y muchas de estas tradiciones de la Noche de Ánimas tomarán las calles y los espacios de Villalfeide, por la tarde con un carácter más infantil y una noche adulta en la que habrá citas muy diversas: desde la lectura dramatizada y comentada de la leyenda de Bécquer más propia de este día —El monte de las ánimas—, a un coloquio abierto sobre la tradición más propia —La Güeste—, la queimada, el conjuro y hacia la media noche una sorpresa «de la que no podemos decir nada. No insistáis». La güeste, que muchos definen para entendernos como Nuestra Santa Compaña, es una leyenda que recrea la procesión de ánimas o aparecidos y que tiene otros nombres semejantes en provincias cercanas: la güestia en Asturias; la Huéspeda en otras comarcas del Viejo Reino de León; la Estantida en Castilla o el enigmático nombre que recibe en Extremadura, el Corteju de Genti de Muerti, con fantasmales jinetes que provocan el pánico pues quien los ve puede morir;como en el caso leonés se cree que puede haber un muerto en la casa donde se detiene, no en vano la muerte es la protagonista de este día.
En el apartado infantil, habrá un cuentacuentos «bastante brujil con una cuentera algo brujilla (Vanesa Díez); un pequeño taller en el que los peques construirán un gato negro para después salir de ronda por las calles del pueblo para abrir el apetito para la cena que generosamente les ofrece el bar del pueblo, el Shambhalá.