Todo comenzó en un precioso reportaje de Ángel Alonso en las páginas ‘digitales’ de Astorga Redacción sobre la figura de la "tatarabuela de Astorga", María La Morena (de nombre real María Rubio Alonso), una mujer de la que resulta muy complicado no conocer a alguien cercano en la ciudad pues tiene 8 hijos, 11 nietos, 15 biznietos y había llegado la noticia, el tataranieto. Pero lo que quedaba claro en aquel reportaje tremendamente humano es que esascifras son números, que la importancia de María residía en suejemplar biografía de incansable y generosa trabajadora,rebelde con causa; de una mujer que era el mejor ejemplo vivo de casi un siglo de mujeres de esta ciudad con dos milenios de existencia.Y, al margen de la larga familia, María se sabía una mujer muy conocida como hija de la señora María la morena. "Pero así me llaman en Astorga; en San Justo de la Vega soy María la rubia, y en Valdeviejas María la resalada. Que en esta contorna soy más conocida que Lola Flores en Sevilla", cuenta en el documental del que hablaremos más adelante.
Con 13 años se fue a la estación y cogió el primer tren que salía, para Magaz de Cepeda, y se puso a trabajar en un almacén de patatas, hasta que la guardia civil la devolvió a su casaUno de los lectores de aquel reportaje fueel documentalista local Tomás Valle que pronto vio allí la materia prima de un trabajo que, a su vez, era una deuda con aquella generación de mujeres que, como María, se acercaban al siglo de vida, nacidas en la década de los 20, que soportaron la guerra siendo niñas y debieron salir adelante contra viento y marea, en su caso en el barrio de San Andrés.
No decepcionó a Tomás Valle aquella mujer menuda de apariencia frágil, pero que era una imagen que nada tenía que ver con la realidad: "Engañaba con su estatura, su porte desgarbado, pero era un pozo de sabiduría, con una memoria prodigiosa y, además, una excepcional contadora de historias".Una perla en bruto que se entregó a la cámara con generosidad... y obediencia a lo que Tomás Valle y su equipo le pedían.
El resultado es un documental —María (la morena)— que les acaba de dar una tremenda alegría al ser seleccionado para competir en el Festival de Cine de Astorga; sin embargo, la alegría llega empañada, envuelta en la pena de que María no se podrá ver "en el cine" pues falleció hace unos meses, el 8 de junio de este mismo año. Entre los comentarios a la noticia de su muerte no podía faltar el de Tomás Valle: "Se nos va una mujer que tuvo una larga vida, completa y llena de experiencias que muchos pudimos compartir. Solo siento gratitud y cariño hacia ella. Buen viaje Señora María (María, la morena)".
Ahora, al recordarla en medio de la alegría de la presencia en el festival, Valle recuerda otra anécdota que abunda en la personalidad de ‘la tatarabuela de Astorga’, como la bautizó Ángel Alonso: "Se fue con la ilusión de verse en la gran pantalla y para ese momento ya se había comprado un vestido con sus zapatos a juego", vestido y zapatos que serán todo un símbolo en el recuerdo de quien reconoce que "para mí, como director, supuso un duro golpe ya que le había cogido mucho cariño a esta mujer a la que le apasionaba vivir y que desde el primer momento se prestó al cansancio que supone un rodaje con sus repeticiones".
Un trabajo que podrá verse en Astorga el martes pero que ya ha comenzado a moverse por festivales nacionales e internacionalesa través de la plataforma (movibeta).
- ¿Qué supone para vosotros que pueda verse en Astorga, su ciudad, la de sus vecinos del barrio de San Andrés y los astorganos que la conocen?
- Que nuestro documental haya sido seleccionado para el Festival de Cine de Astorga ha sido muy gratificante, de manera especial, porque queremos ofrecérselo a María en forma de homenaje, de todo el equipo de grabación. Ojalá pueda ser nuestropequeño homenaje a esa mujer llena de sabiduría y fuerza , que nunca perdió el humor.
Su proyección en Astorga es un primer paso camino de otros lugares y otras tierras en las que se pueda conocer una biografía como la de esta mujer que falleció camino de los cien años, pero que recordaba con absoluta nitidez sus primeros pasos y su rebeldía, aquella que cuenta en el documental y Tomás Valle recuerda. "Hay que tener agallas para, con solo 13 años, irse de casa,presentarse en la estación y coger el primer tren, hacía Magaz de Cepeda, pero si hubiera ido hacia otro destino le habría dado exactamente igual" porque lo que María había emprendido era un viaje hacia la vida, a pelearla y ganarse el futuro. En Magaz lo hizo en un almacén de patatas hasta que la guardia civil la devolvió a su casa".
Regresó María a casa pero no cambió su carácter, ni su decisión de ser la dueña de su propia vida, lo que llevó hasta las últimas consecuenciaspara no aceptar algo bastante habitual en aquellos tiempos, que los padres decidieran el marido que te convenía más. "Querían casarme conuno de Zamora, un hombre de posibles para unir los capitales, pero yo quería al mi Pepe y con él me casé".
Señala Tomás Valle que acudió a una extensa documentación y aunque la figura de María es muy potente y es el eje central de la narración también le sirve de hilo conductor para recuperar la memoria de un tiempo, una ciudad y unas gentes. "Tiene (tenía cuando grabamos) casi un siglo de vida, lo que la convertía en la historia viva de la ciudad, tenía además una excelente memoria y nos contaba las cosas con todo lujo de detalles; por ejemplo, recordaba perfectamente cómo durante la guerra disparaban desde el Ayuntamiento y mataron a un niño que estaba en la ventana de uno de los pisos de enfrente y ella no se calló y dijo que habían sido los falangistas". También había sido testigo de otro hecho importanteen la ciudad, cuando se derrumbó la muralla dePuerta Sol. "En este caso tenía además una información mucho más directa pues ella vivía enfrente", recuerda Tomás Valle, a quien contó cómo "los vecinos que vivían en aquellas casas excavaban para construirse bodegas y llegó un momento que la muralla quedó en el aire y se vino abajo".
Se fue con la ilusión de verse en la gran pantalla y para ese momento ya se había comprado un vestido con sus zapatos a juego, queremos que sea un homenaje a ellaConvierte así Tomás Valle la biografía de María Rubio en una crónica de aquella sociedad que le tocó vivir, de aquella infancia en la que comenzaban a trabajar cuando todavía no podían con los aperos de labranza, de aquella rebelde con muchas causas. Y llegó al matrimonio, el que ella quería, con el su José y con él tuvo ocho hijos y no le faltaron las penas habituales de aquellos tiempos, de aquellas circunstancias... "Uno se me murió al nacer, otro más tarde y me quedé con seis", que son los que le dieron esa larga lista de nietos y dos biznietos y los que tanto le gustaba presumir, en el documental y en la vida.
Recuerda Tomás que era una mujer ágil, fresca, con muchas historias que "noshubieran dado para un largometraje pero trabajábamos sobre los 24 minutos que tiene y que noshan obligado a condensar, lo que no es nada malo, aunque nos costó trabajo deshacernos de material".
- ¿No se cansó de tanto rodaje, de repetir escenas?
- ¿Cansarse ella? Nos cansó a nosotros, era increíble su vitalidad.
La única pena es que ella no pueda estar en el estreno, no pueda verse en el cine ni estrenar esos zapatos y el vestido que hace juego con ellos.