El último caminero

Manuel Gómez Tascón, el entrañable caminero de Golpejar, fue enterrado este sábado en Villamanín. El hombre que más nieve espaló, que más historias recordaba y contaba, perdió una larga batalla contra una enfermedad respiratoria

Fulgencio Fernández
04/09/2016
 Actualizado a 16/09/2019
Manuel Gómez nació en Barrio de la Tercia hace 91 años, vivió en Golpejar y finalmente se afincó en Villamanín, donde este sábado fue enterrado. | MAURICIO PEÑA
Manuel Gómez nació en Barrio de la Tercia hace 91 años, vivió en Golpejar y finalmente se afincó en Villamanín, donde este sábado fue enterrado. | MAURICIO PEÑA
Si me pagaran a perrona el kilo de nieve que espalé a mano no habría dinero en el Banco de España para pagarme». Lo decía con humor Manolo ‘El Caminero’ de Golpejar (aunque había nacido en Barrio de la Tercia), para dar a entender las muchas nevadas que tuvo que sufrir y combatir en sus 36 años de empleado en Fomento, algo que a él no le gustaba y siempre explicaba:«Los camineros de toda la vida».

Si me pagaran el kilo de nieve espalada a perrona arruinaba al Banco de España Y el viernes Villamanín se despertó con la noticia de que Manolo ‘El Caminero’ de Golpejar había fallecido. «Ya tenía» 91 años y llevaba varios años luchando contra una enfermedad respiratoria. La noticia fue triste para todos,pues era un tipo entrañable para todos, buena gente, excelente contador de historias gracias a su buena memoria, que le permitía saltar de las historias de la guerra civil a aquellas otras que vivió como caminero solitario pues, contaba él, «estaba yo solo para toda esta comarca, sólo en casos extremos venía una cuadrilla». Y cuando habla de esta comarca se refiere a tierras que saben bien lo que son las nevadas. «Yo llevaba todos estos pueblos que para las nevadas se las traen, piensa en lo que caía en Casares, Cubillas, Viadangos, Camplongo... todos estos pueblos hasta Pajares». Yexplicaba Manuel que sólo había un caminero por comarca. «Aquíestaba yo; había otro en Gordón y otro para la zona de Genicera. Pero cuando las nevadas teníamos que ir para un sitio o para otro, yo tengo espalado para Redipuertas y para Canseco, que tampoco se quedaban cojas a la hora de nevar y nevar». Y con su extraordinaria memoria hace una ‘clasificación’ de grandes nevadas:«Hubo una tremenda en 1947, otra muy comentada en 1954 y después muchas,casi una por año, hasta esta de 2014, que no fue un año manco. Y aquella siempre peonilmente, que las máquinas llegaron en el año 50 y tenían trampa, había que ir delante de ellas pues no tenía fuerza para llevar la nieve».

Y en verano a las tareas de mantenimiento, de caminero. Y de conversador, que era una gozada hablar con este hombre entrañable y bueno, trabajador y caminero. El último caminero.
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