El regreso de un maestro

El Festival Internacional de Órgano ‘Catedral de León’ recibe en su trigesimoquinta edición a uno de los grandes artífices que hicieron posible que desde hace cinco años el primer templo leonés cuente con uno de los mejores órganos del mundo. Su nombre es Jean Gillou y fue el responsable de la concepción sonora del nuevo instrumento, además de protagonizar el concierto inaugural el 21 de septiembre de 2013, que muchos leoneses recuerdan aún con profunda emoción, además del propio intérprete. «El 21 de septiembre de 2013, vivía León una noche memorable con miles de personas tomando el camino de la catedral y abarrotándola hasta su entorno; se inauguraba el nuevo órgano», recuerda el maestro francés. «Por fin, después de más de dos decenios de lucha compartida con Samuel Rubio, podía poner los dedos en los teclados de un instrumento innovador que había concebido para el prodigioso edificio que tanto me había conmovido cuando lo vi por primera vez», prosigue Guillou en el escrito enviado a los organizadores del festival con motivo del concierto que ofrecerá este viernes a las 21:00 horas con entrada libre hasta completar el aforo.

Para Jean Guillou el instrumento cristalizaba una larga experiencia personal de más de diez órganos construidos en diferentes países de Europa según sus planes y con unas determinadas exigencias musicales. «Con una amplitud sonora distribuida en ocho fachadas de tubos y cinco teclados, el resultado organístico debido a la competencia de la organería alemana en manos de Philipp Klais, correspondía en todos los aspectos a mi deseo estético de restituir toda la tradición clásica y, a su vez, abrirse a la música del siglo XXI», reconoce el maestro francés, para quien su vuelta a León, reunirse con todos los amigos que han sostenido este ambicioso proyecto y dar un concierto este viernes «lo vivo con una profunda alegría», asegura.

Para celebrar este esperado regreso, el gran concertista y docente, al haber enseñado a cientos de músicos entre los que figuran muchos de los mejores organistas de las nuevas generaciones a nivel mundial, presenta un programa conmemorativo cargado de simbología: Bach, seguido de una personal versión de su contemporáneo, Händel, a la que sigue un representante del sinfonismo francés de la talla de Louis Vierne. Finaliza el programa con una obra e improvisación del propio Jean Guillou, que de nuevo revela la condición de esa estirpe de organistas-compositores-improvisadores franceses.