Descanse en paz, y yo también

A modo de diario íntimo, acaso con la inspiración de Maupassant, este relato ingenioso y disparatado nos adentra en la mente de un singular doctor

Marta Redondo
10/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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14 de febrero

¡Buenos días, Doctor Cabrera! Parece que amaneció soleado. ¿Verdad? Se le ve buen semblante. Hoy habrá marejada nocturna con la señora ¿no? ¿O usted es también de esos que piensan que San Valentín es un invento comercial? Ya siento lo del Barça de ayer, hombre. Pero este va a ser el año de los merengues, asúmalo… Los catalanes tienen que pagar tanto mal que nos hacen.

Buenos días, Matías,
Cada mañana el mismo ritual. La misma sarta de sandeces a bocajarro. Este hombre es insufrible.
Sería bueno diseccionarlo por completo. Más que nada para ver si encontramos algo más que serrín. No sé si en ese cerebro quedará alguna sinapsis cerebral.
Entro en mi sala de autopsias y enciendo la lámpara. Sobre la mesa de acero inoxidable está el primer cadáver de hoy. Un anciano de tez morena. Parece ser que lo encontraron flotando en el río. Tiene el vientre hinchado. Pero no cómo el de ese gordo incontinente de Matías. Este reventó de ingesta de agua. Yo reventaré algún día de tragar las sandeces de ese bedel cretino de la entrada.

21 de febrero

Buenos días, Doctor Cabrera. Parece que hoy no dormimos, ¿eh? Qué andaríamos haciendo por la noche… Yo creí que los médicos eran más metódicos y comedidos pero ya veo que como todos… Llamaron del Juzgado de lo Penal nº2. La fiscal esa con la que toma tantos cafés últimamente. Esa que está tan buena… Rosa Ruiz. Preguntaba por no sé qué informe. Le dije que, cuando llegara, le llamaría. ¿Sabe una cosa? Dijo mi nombre al darme las gracias. Gracias Matías. Caramba, con la fiscala…

Buenos días, Matías,
Cada día soporto menos a ese conserje ‘metomentodo’. Esa manera tan estúpida que tiene de carcajearse de todo. No sé de dónde le vienen las confianzas. Que yo sepa jamás le he dado pie. Una vana existencia inútil. Una de esas piezas sobrantes que no le aportan nada a la sociedad. Pronto se convertirá en un jubilado oneroso al que yo tendré que mantener con mis cadáveres. Detesto el espectáculo de ver agitarse todas las lorzas que recubren su seboso cuerpo cada vez que suelta una de sus necedades. La manera histriónica que tiene de moverse espasmódicamente a golpe de risotada. Parece un buda burlón.
Me imagino cómo será su cráneo. Le haría una incisión precisa en el cuero cabelludo replegando esos colgajos sebosos hacia la nuca y despejando su frente de orate ignorante.
Pero vamos a concentrarnos en esta pequeña niña que me espera gélida en la mesa. Sus livideces muestran que hace días que dejó el mundo de los vivos. Pobre criatura, menuda agonía debió sufrir. Le debieron hacer de todo.
Como yo le haré a ese viejo… pero tendrá que esperar.

28 de febrero

Buenos días, Doctor Cabrera. ¿Pero, qué le pasa hoy? Cualquiera diría que se le ha muerto el canario con la cara de funeral que me trae. Ya le he dicho que no tiene que trabajar tanto. Si de vez en cuando hiciera caso al viejo Matías otro gallo le cantaría. Ya conoce el dicho de que sabe más el diablo por viejo que por diablo. Le veo muy envejecido, hombre, con esas bolsazas en los ojos. Qué tiene que vivir la vida y trabajar menos. Se le está poniendo la misma cámara de embalsamado que las de esos fiambres que se guardan en el frigo de abajo. Debe ser deformación profesional, ja, ja, ja.
Por cierto, ha llamado su mujer. Ya me dijo que está de Congreso en La Coruña. Se ha mosqueado un poco cuando le dije que estaba con la fiscal Doña Rosa desayunando. Tiene buen gusto, ¿eh?

Buenos días, Matías,
Definitivamente hay seres que sobran en este planeta. Ese viejo gordo tiene que desparecer de este noble edificio. Desentona con ese andar torpón, desacompasado, paticorto. Se mueve como una mula vieja que pide a gritos un sacrificio. Todo tiene su fin. El suyo está muy cerca.
Pero he de centrarme en el trabajo de hoy. Sobre la mesa tengo multitud de fragmentos cadavéricos. Restos mortales de los ocupantes de una avioneta militar a la que derribó un fuerte viento. Por todas partes quiero ver los restos de ese viejo inútil que perturba mi paz cada mañana.
Tengo que mirar mi agenda. Tal vez alguien quiera hacerme un favor.

5 de marzo

Buenos días, Doctor Cabrera. No sé si será por la luz o qué, pero como que lo veo más gordo. Hágame caso y apúntese al gimnasio ese que han abierto aquí enfrente. Es de esos que están abiertos las 24 horas. Ya verá cómo pronto se le baja esa barriga cervecera que se le ha puesto. Además, hay unas tías que están buenísimas. Y ya sabe que esas van por la pasta. Y los médicos siempre han ligado mucho. Como Doña Rosa. Por cierto, hoy se ha ido a desayunar con el Magistrado Varela. Se ve que ahora le van jovencitos. Hágame caso, Doctor Cabrera. Vaya al gimnasio.

Hoy ni le contesto. Sólo me apetece agarrarlo del cuello.

Mientras abro el tórax de este hombre estrangulado, desearía poder rajar en canal a ese cerdo meticón de la entrada. El sí que está gordo como un rollizo pavo navideño. Quisiera poder trincharlo. Y meterlo en uno de estos frigoríficos llenos de fiambres…
Tengo que perderlo de vista.
Siempre le deben a uno favores, alguna ventaja tiene que tener esto de trabajar al servicio de la muerte.
Cómo se llamaba aquel hombre… que me hizo aquel trabajito. Valladares… No, este estaba en prisión todavía, Vargas, Villescu… sí, ese era… Boikov Villescu… ¡Aquí está! Matías… estás muerto…

21 de marzo

No se puede empezar la primavera de un modo más gozoso.
A la puerta del anatómico han colgado su esquela.
Mira que caerse al río.
Claro que el viejo Matías andaba ya torpón.
Pronto llegará su cadáver.
Le he pedido a la directora del hospital que me deje a mí determinar la causa de su muerte.
"Sé que le apreciaba mucho, Doctor Cabrera –me ha dicho–, les oía departir amigablemente al principio de la jornada".
Yo he bajado la mirada fingiendo compungido dolor.
Bendita calma la que me ha recibido esta mañana.

Descansa en Paz, Matías. Y yo también.


Relato del Taller de composición que imparte Manuel Cuenya en la Universidad de León
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