Cuando los cabreireses se ponen... más museos que bares

Cabrera, una comarca instalada en la leyenda olvidada, cuenta con la que seguramente es la red más importante de la provincia de museos, debidos en buena parte al empeño personal de vecinos y pueblos que se niegan a que se olviden tanto su pasado como sus costumbres y tradiciones

Fulgencio Fernández
19/04/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Se repite con frecuencia que la tragedia de muchas comarcas es que se abren muchos bares y pocos centros culturales. No es el caso de la comarca leonesa de Cabrera, históricamente unida a la sensación de abandono y lejanía, fruto tal vez de los ecos de la polémica levantada por ‘Donde las Hurdes se llaman Cabrera’ o, sobre todo, de la realidad de unas comunicaciones infames durante décadas, que hacían que la sensación de lejanía no fuera una sensación, sino una realidad.

Ya hace un tiempo que se viene repitiendo aquello de «algo se mueve en Cabrera», alimentado primero por la pasión por esta tierra de la recordada Concha Casado y realimentado por el trabajo de ortras gentes —Natividad Villoldo, por ejemplo— y asociaciones de esta tierra. Todos sembraron el caldo de cultivo y fueron creciendo, por ejemplo, los nuevos y diversos museos.

Hace unos meses, en la inauguración del último, dedicado al Relojero Losada en su pueblo, Iruela, uno de los descendientes del genial relojero, que habló en nombre de esta familia que tanto ha luchado por colocar en el lugar que merece a este personaje, ofreció a los asistentes una idea: Crear una red de museos a través de toda Cabrera pues la evidencia dice que los hay por todos los rincones de la comarca, en Cabrera Alta y Cabrera Baja, y dedicados a las temáticas más diversas; basta con observar el mapa que aparece en esta misma página.



Ya no está solo aquel Museo de la Cabrera por el que tanto luchó la ya citada Concha Casado, se ha sumado en Villar del Monte el trabajo de quien muchos consideran su ‘hermana’ en la pasión por esta tierra, la impagable e incansable Natividad Villoldo, con su apuesta por la recuperación de viejas casas, los tejidos, los encajes... Por cierto, esta «sensación» de que algo se mueve puede haber tenido mucho que ver con la oposición frontal a una obra en esta localidad de Villar del Monte que para nada respetaba su arquitectura tradicional.

«Crecieron» otros lugares singulares, con las manos de algún benefactor detrás, como el creador, guía, director y dueño de El Trastero del P. Demetrio; que no puede ser otro que este agustino que ha ido recogiendo con infinita paciencia y generosidad piezas, utensilios, aperos... hasta un cuidado telar.

Al calor de asociaciones con fines menos «específicos» que los museos, como Trimuella y otras hermanas, se fueron recuperando tradiciones como los campaneiros; y cuando invitan a acudir a ellas completan el recorrido con visitas a pequeños museos de la comarca que dicen mucho más de lo que su tamaño nos puede hacer creer.

No podía faltar, si son conscientes de la realidad de la comarca, el Museo de la Pizarra; y si son conscientes de la historia, el Centro de Interpretación de los Canales Romanos.
O el exotismo, con el Cazario.

Si andas pensando qué hacer en estas fiestas o dónde ir... Cabrera te ofrece mucha historia.
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