Cistierna, cruce de caminos

A través de este municipio montañés discurren dos etapas de dos caminos de Santiago, el Olvidado y el Vadiniense, que destacan por la singularidad de los paisajes que atraviesan así como por la riqueza patrimonial

Estefanía Niño
31/12/2020
 Actualizado a 31/12/2020
El Puente del Mercadillo, por el que pasan tanto el Camino Olvidado como el Camino Vadiniense. | MONTAÑA DE RIAÑO
El Puente del Mercadillo, por el que pasan tanto el Camino Olvidado como el Camino Vadiniense. | MONTAÑA DE RIAÑO
Cistierna, en la montaña oriental leonesa, es cruce de caminos, y es que a través de este municipio discurren dos etapas de dos caminos de Santiago: el Vadiniense y el Olvidado. Ambos destacan por la singularidad de los paisajes que atraviesan así como por la riqueza patrimonial de las distintas localidades por las que transcurren las rutas. Si nos centramos en el Camino Olvidado, Cistierna es la segunda etapa en territorio leonés con destino a Boñar.

Desde el Ayuntamiento, Manuel Suárez García explicaba que para la zona «es muy positivo que ambos caminos discurran por aquí, Cistierna es cruce el de estos dos trazados». El peregrino en Cistierna tiene muchas cosas para ver, sentir y disfrutar como San Guillermo, la iglesia de Santa María o el Museo bíblico y biblioteca oriental –con expectativas de ampliarse-, o el Museo del Ferroviario que nos ofrece un testimonio de la importancia de la llegada del tren a Cistierna a través de un amplio conjunto de objetos que acompañaban la vida de los trabajadores del ferrocarril, audiovisuales y fotografías que resumen los más de 100 años de vida del ferrocarril hullero.
También destaca el Puente del Mercadillo, por el que pasan tanto el Camino Olvidado como el Camino Vadiniense, y que recibe su nombre de los mercados tradicionales que se celebraron allí durante años. Para saborear esta zona y su historia, Suárez recomienda degustar una buena olla ferroviaria, un guiso ideado por maquinistas, fogoneros y guardafrenos para comer caliente en los largos recorridos que debían hacer en tren, cocinando guisos protagonizados por legumbres, patatas, y carne.

La localidad de Cistierna cuenta con un albergue de peregrinos con quince plazas, salón, duchas y un espacio para tomar un café o un refrigerio.
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