CARTELERA EN LEÓN | 'Los recuerdos'. Una buena dosis de naturalismo francés

"Cuando el presente no avanza hay que mirar al pasado", aconseja un dependiente de estación de servicio con vocación de psicólogo al atribulado personaje que interpreta con un naturalismo apabullante Michel Blanc, que ve como su matrimonio se tambalea como consecuencia de una jubilación en el fondo no deseada, de una mujer que ya no le presta la misma atención y de una madre que acaba de perder a su sostén y que se enfrenta inexorablemente a su mismo destino. ‘Los recuerdos’ se abre y se cierra con un funeral, remarcando así el carácter cíclico de la propuesta del coguionista y director Jean-Paul Rouve, inspirada en la novela de David Foenkinos, que no es otro que el de la propia vida y las diferentes etapas que debemos de afrontar hasta llegar al desenlace final. Rouve se muestra especialmente complaciente con la totalidad de los personajes en liza, aunque de algunos muestre sus pequeñas miserias y de otros la ilusión en el proceso de búsqueda de su propia identidad, como sucede en el caso del componente más joven del clan familiar, que de alguna manera se erige en el hilo conductor de una narración que transcurre plácidamente por territorios más bien previsibles pero que consiguen empatizar con el espectador. Como ese regreso a la infancia de la abuela, que ante una muerte que ya ve próxima quiere avivar el recuerdo de aquella escuela de la región de Normandía que tuvo que abandonar de manera precipitada a consecuencia de la guerra.