CARTELERA EN LEÓN | 'La llegada'. El futuro se escribe con tinta de calamar

El director canadiense Denis Villeneuve carece de un discurso claro y lo que es más grave aún, de sentido del espectáculo

Joaquín Revuelta
19/11/2016
 Actualizado a 11/09/2019
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No comparto en absoluto el entusiasmo de otros colegas ante el nuevo trabajo del director canadiense Denis Villeneuve, que sí me sorprendió muy gratamente con sus dos anteriores propuestas, ‘Prisioneros’ y ‘Sicario’. Su acercamiento a la ciencia ficción en el caso de ‘La llegada’ me produjo la misma sensación de sopor e incomprensión que el esteta Terrence Malick de ‘El árbol de la vida’, que también fue saludada con iguales vítores y por mi parte visionada con el anhelo de que terminara cuanto antes aquella tortura. La verdad, viendo ‘La llegada’ añoré la ingenuidad y sentido del espectáculo de ‘Encuentros en la tercera fase’, la claridad del mensaje de ‘Ultimátum a la Tierra’ y ese discurso del tiempo circular que resultaba mucho más divertido en ‘Regreso al futuro’, con Michael J. Fox viéndose a sí mismo partir al pasado y que despertó incluso la curiosidad del mismísimo Umberto Eco. Y a nivel de lenguaje, hasta François Truffaut entendió que la mejor manera de comunicarse con los extraterrestres era a través de ese lenguaje universal que es la música, y más si se utilizan esas notas básicas que el gran John Williams creó para el arriba citado clásico de finales de los setenta de Steven Spielberg. Si de lo que se trata es de filosofar a través del llamado género de anticipación nadie lo ha hecho mejor hasta la fecha, y están a punto de cumplirse 50 años de aquel intento, que el genial Stanley Kubrick con ‘2001, una odisea del espacio’, la verdadera obra de anticipación en la que todavía hoy siguen bebiendo los actuales cineastas.

 
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