Y es que Carmina había llegado al mundo del fútbol —que, por otra parte, le apasionaba— casi por obligación, como única salida para poder seguir haciendo vida de familia: Era hermana de un futbolista (Calvo, de La Bañeza y la Cultural), se casó con otro (Miñambres, del Astorga), tuvieron dos hijos futbolistas : Miguel Ángel y Felipe Miñambres y, curiosamente, su pasión ya eran dos nietos que están dando sus primeros pasos en el fútbol. "Me gusta el fútbol pero si no me hubiera gustado me tendría que acabar gustando", decía con gracia.
Curiosamente el que más lejos llegó, Felipe —"fuImos a Estados Unidos a verlo en el Mundial"— pocas horas antes de fallecer Carmina se hacía cargo de manera provisional del Levante como entrenador, ya que es Director deportivo allí.
El último recuerdo de Carmina sería así otra noticia... de fútbol. No podía ser de otra manera.
Sola, no solitaria
Por Jesús González (Jesús G.G.)
Una mujer muy seguidora del equipo....en el que su hijo Miñambres, fuera el entrenador. La conocí en el Polideportivo cuando Miguelín, era entrenador del Veguellina, allí descubrí que era una mujer con carácter, que siempre se sentaba sola, para no tener que discutir con nadie sobre una jugada en concreto. Cuando su hijo pasó a entrenar al Astorga, allí la veía siguiendo con interés el partido y echando la bronca al árbitro por una falta mal, pero eso sí, nunca escuché una palabra con la que faltara al respeto al colegiado, ni a un jugador contrario. Aunque siempre se sentaba ella sola, nunca la vi como una mujer solitaria, ni mucho menos.
En los descansos siempre la veía hablando con algún conocido, ¡hasta conmigo!,que sólo me conocía por verme con mi cámara de fotos entablaba conversación. Cuando Reinares me comunicó el fallecimiento de Carmina, nunca pensé que a esta mujer llena de vitalidad, dejara de verla en La Eragudina, viendo el fútbol del equipo que entrenara su hijo Miguel.
D.E.P. Carmina.