– Aunque supongo que ya está acostumbrado a los homenajes y reconocimientos por parte de instituciones nacionales e internacionales, quiero pensar que este homenaje que le hacen en su tierra por parte del profesorado y el alumnado del IES Juan del Enzina le hace especial ilusión.
– Pues mira, tienes razón porque confluyen varios factores. En primer lugar porque viene de León, viene de mi tierra, y entonces siempre es una llamada al origen. Tendré que volver al origen y hablar con detalle. Y luego porque Juan del Enzina es un poeta que me gusta mucho, uno de esos líricos del siglo XV-XVI extraordinario, y me siento un poco identificado porque probablemente nació en Salamanca, vivió en León, murió en León, pero está enterrado en Salamanca. En definitiva, creo que tienes razón al decir que no va a ser un acto cualquiera.
– Su obra ha sido objeto de estudio en numerosos congresos tanto en España como en otros países, pero esta vez son los alumnos del IES Juan del Enzina los que van a analizar su poesía en un acto que además va a tener un marcado carácter multidisciplinar al incorporar también el audiovisual, la música o el baile. Escuchar por boca de estos jóvenes los comentarios acerca de su obra supongo que también le complace.
– Esta sería una cuarta satisfacción, el hecho de hablar para un tipo de alumnos que se encuentran en una edad clave, esa edad clave en la que uno renace de la adolescencia, de la primera juventud, y ahí uno nace a muchas cosas, nace al amor, nace a la lectura, nace a la naturaleza, y siempre es muy gratificante hablar para los jóvenes de esta edad. Incluso alguna vez cuando he ido a algún centro de Primaria, pues también es asombroso ver cómo te acogen, cómo están atentos y los profesores al final te dicen qué bien se portan. En fin, es un verdadero milagro esa comunicación con los jóvenes.
– ¿Cree que hoy resulta más complicado comunicarse con unos jóvenes que tan solo atienden al teléfono móvil y para los que el lenguaje escrito ha pasado a un segundo plano?
– Bueno, los que trabajamos con la escritura sabemos que ahí tenemos enfrente un reto y tenemos un ‘problema’, entre comillas, porque también las nuevas tecnologías tienen su lado bueno. Pero tenemos ahí enfrente la imagen, lo que implica estar embebido en imágenes, que sabemos que a veces repercute en la educación, que los jóvenes no logran comentar textos y todo eso puede venir un poco del alejamiento de la lectura. Pero, por otra parte, sabemos que en los centros siempre hay un grupo de alumnos que son como una promesa y como una semilla de ese árbol que no morirá nunca de la literatura y de los libros.
– ¿En su caso la vocación literaria, la llamada de la poesía, le llegó a una edad muy temprana?
– Bueno, yo el libro lo siento desde que tuve uso de razón. Recuerdo que estaba enfermo y mi padre me trajo de un viaje un libro de cuentos y aquello me hechizó. Al margen de que no sé si lo leí o me lo leyeron, era algo físico. Yo recuerdo salir del colegio, ir corriendo a merendar o a hacer los deberes y luego corriendo también ir a la biblioteca municipal de La Bañeza. Y eso por no aludir a ese tiempo clave que son los 16 años. Yo tuve unos profesores muy buenos en el instituto y a los 15 o 16 años pude acceder a todo Lorca, Alberti, Neruda, Machado, Juan Ramón, y a los 16 años escribí mi primer poema. Y fue como un renacimiento. A esa edad uno renace, como te decía antes, y renací de una manera muy viva a la escritura, hasta el punto de que no tengo por menos que decir que he sido un escritor de vocación y de profesión con el centenar de libros que tengo en primera edición.
– ¿Qué recuerdo tiene de aquellos primeros poemas?
– Incluso esos poemas o poemitas de Bécquer o de algún clásico, esos argumentos que aprendemos de lo que es la gramática o en la enseñanza primaria, llega un momento en que la poesía se distingue todavía más. En mi caso fue deslumbrante, sobre todo con dos poetas,Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, y más tarde Pablo Neruda. Y estos autores ya no eran como había sido lo de los demás, para aquellos que aprendíamos un poco fragmentos de memoria, sino que la poesía fue ya como una revelación, fue algo como yo digo muy unido a la vida. Para mí poesía, experiencia de vivir y experiencia de escribir es lo mismo, y por tanto fue un momento mágico, maravilloso, el de esa revelación de la poesía, de la poesía como una revelación.
– ¿Y ese salto a la poesía mística del que Antonio Colinas es un referente, cómo se produce? – Yo creo que es bueno que el autor evolucione. Siempre el autor tiene una misma voz, pero esta voz se va modificando y en mi obra hay tres grandes etapas. La primera más emotiva, más sentimental, muy apegada a la poesía de mi generación, la de los novísimos, con una presencia muy fuerte de la cultura. Luego, un segundo momento en que el poeta quiere, además de sentir, reflexionar. La poesía se torna más meditativa, más reflexiva. Y hay un tercer momento, una tercera etapa en mi poesía, que yo califico como humanista o metafísica. El profesor José Luis Díez Jiménez, de la Universidad de Nueva York, habló muy pronto de este cambio que implicaba una cierta espiritualidad, un cierto misticismo o como yo prefiero decir un humanismo. Es una poesía de carácter metafísico, indagatoria y humanista porque yo nunca he rehuido todo tipo de temas. En uno de mis últimos libros hay seis poemas civiles, cuando empezó la Guerra del Golfo nació un poema –‘Para olvidar el odio’, del que recientemente el músico Alejandro Sanz se ha hecho eco en su cuenta de Instagram–, cuando cayó el muro de Berlín. En fin, lo que yo llamo la ‘realidad realidad’ nunca la he rehuido. Pero claro mi voz sobre todo es una voz que busca lo trascendente.
– No sé si estos momentos tan complicados que nos ha tocado vivir como sociedad también constituyen en su caso una fuente de inspiración.
– Cuando estalló la pandemia me llamaron de algunas radios para ver qué podía decir yo sobre este tema. Y no se me ocurrió otra cosa que citar unos versos míos, decir que en estos momentos lo que importa es el instante de oro. Como decía Machado el ayer ya no existe y el futuro tampoco ha llegado. Lo que importa es este presente que queremos que sea de oro, lo hayamos pasado encerrados pero leyendo o escribiendo, los que tengamos en nuestra casa la oficina pues quizás lo hemos tratado menos, y todo esto va unido a los cambios que estamos viviendo, los cambios de tiempo, de valores, ahora la guerra, antes la pandemia, y tiene que tener el poeta respuesta. Hay un tema que también me preocupa mucho, este tema de la emigración, de las pateras, sobre lo cual ya he escrito un poema. Vivimos unos tiempos en verdad de los que esperamos salir hacia otros mejores.
– ¿Habrá pronto una nueva publicación de Antonio Colinas?
– En tres semanas tendremos un nuevo libro mío que son los ‘Tratados de armonía’. Aparecen mis cuatro libros de aforismos en un solo volumen con doscientas páginas de inéditos. Me han llamado esta mañana de la editorial Siruela y me han dicho que en tres semanas estará en las librerías.