"Aborrezco cuando se dice que se tiene muy claro lo que se quiere contar"

La película de Alberto Gastesi, ‘La quietud en la tormenta’, explora la relación sentimental de unos personajes atrapados por un pasado en común y en una melancólica San Sebastián filmada en blanco y negro

Pedro Ludena
15/06/2023
 Actualizado a 15/06/2023
Alberto Gastesi supervisa una secuencia en el monitor. | ALEJANDRA DONAT
Alberto Gastesi supervisa una secuencia en el monitor. | ALEJANDRA DONAT
Alberto Gastesi debuta en el largometraje con ‘La quietud en la tormenta’, un drama intimista que este jueves se presenta a las 20:00 horas en los cines Van Gogh con la presencia de su protagonista masculino y hermano del director, Íñigo Gastesi.  

– ‘La quietud en la tormenta’ está rodada en blanco y negro y con aspecto de 4:3, ¿por qué esa apuesta estética?  
– Se debe a varias cosas. Por un lado, yo creo que es la respuesta que como equipo dimos a una oportunidad que nos deparó el destino, que era el que un grupo de amigos que trabajábamos desde hace un tiempo en esto, pudiéramos rodar, sin estar en los planes de ninguno, nuestra ópera prima juntos. Esa confluencia de casualidades y factores llevó que esta sea la primera película de muchas. Incluso para Loreto, quien es la que más cartel tiene, este era su primer protagonista; también era mi debut y el de Alex, el guionista, aun cuando teníamos prevista otra película. Esta oportunidad de hacer una película entre talentosos amigos y familiares, llevó al escrito más honesto posible, que es responder a esto con todo el amor y la valentía posibles, y hacer un cine, a pesar de tener unos condicionantes y un presupuesto limitado, muy libre y el que nos apetecía. Y una consecuencia de esta libertad era la posibilidad de hacer cine al revés, no partiendo de lo temático, del relato o los personajes y moldear el aspecto formal entorno a eso, sino trabajar con otro tipo de inquietudes e impulsos y haciendo que el propio blanco y negro y la textura de la imagen y el tipo de encuadres fuera casi un punto de partida. Siempre he querido hacer un cine con ciertas características y una de ellas es esta. Es casi partir más del material de trabajo, tratando la imagen como si fuera un material escultórico y que esa fuera nuestra guía interna, nuestra linterna en la oscuridad.  

– Solo he podido apreciar un objeto a color entre el blanco y negro, concretamente una imagen de una montaña rusa en el móvil del protagonista, ¿cuál es la razón detrás de este toque de color? ¿Hay algún otro elemento coloreado que se me haya escapado?  
– Hay dos planos a color. Uno es la pantalla del móvil de Daniel cuando le enseña a Lara (los protagonistas) lo que le gusta hacer en sus ratos libres, que es jugar a un juego de montañas rusas y otro es un plano largo de un coral, hacia el final de la película, que se muestra a la vez que escuchamos a Vera, la novia de Daniel, mandarle una nota de audio a este. Tampoco me gusta explicar el por qué de estas notas de color en las entrevistas, porque no haríamos justicia al propio cine, a lo inasible de este, si diera una razón, casi como si este fuera un jeroglífico a resolver. Prefiero que sea una cosa más abierta y se debata a posteriori, más allá de una entrevista. Puedo añadir que la decisión de estos planos a color no estaba prevista, fue una decisión que se tomó ya en montaje, esto puede dar una idea de como hemos trabajado.  

– Tengo entendido que el rodaje se dividió en dos partes, una en abril del año pasado y otra en junio, ¿cuáles son los retos afrontar cuando se parte un rodaje? ¿Cuesta retomarlo? ¿Qué hizo entre medias?
– Este rodaje partido fue uno de los imprevistos que tuvimos relacionados con el tamaño de producción que teníamos y las agendas y factores tan tirantes. Fue debido a un imprevisto en la agenda de Loreto. Muchas voces de fuera sugerían cambiar de actriz o posponer todo, pero lo que hicimos fue adaptarnos flexiblemente a estos factores externos y rodar una película partida. Al final esto acabó ayudándonos muchísimo para grabar el pasado de la historia y mes y medio más tarde, el presente, lo que nos permitió enriquecer lo ya rodado y terminar de escribir el guion en este interludio; como muchos imprevistos de la película que han terminado siendo golpes de suerte.  

– La película derrocha intimismo y se le nota muy cómodo rodando San Sebastián, por no decir que su propio hermano es el protagonista de la cinta. Sabiendo todo esto, ¿cuánto hay de usted mismo en esta película?
– Pues hay muchísimo, no creo que haya nada que no sea una carta de amor mía a la vida. Mucho se debe a poder trabajar con gente querida y hacer cine así, siendo casi todos nosotros donostiarras. Además, todos los lugares de la película han formado parte de mi vida, son rincones y calles donde he pasado mi juventud, donde me he enamorado, donde he estudiado, de donde he huido para irme a Madrid y a donde he vuelto. Creo que en cada imagen hay un pedacito de mí. Tampoco ha sido algo muy consciente el insertar elementos autobiográficos en el propio relato, que descubres una vez terminada la peli, pero con esta manera tan libre de rodar estos acaban impregnando la historia, no solo míos, también de Alex, el coguionista.  

– ¿Alguna vez conoció a su Lara particular?
– Claro, claro (se ríe). Quien no se ha enamorado de alguien a quien no conocía, es una cosa universal. Pero bueno, no importa el que yo haya conocido o no a mi Lara. En todo caso, a mi Lara la he conocido en estos lugares que se muestran en la película.

– En varios foros y webs de cine se comparan a ‘La quietud en la tormenta’ con la trilogía de ‘Before’ de Richard Linklater ¿te ha servido de inspiración alguna de sus entregas o cual es tu mayor inspiración para esta obra?
– Me encanta Linklater, pero quizás pecamos un poco de esquemáticos a la hora de otorgar referencias. Vemos un diálogo largo y que habla del amor y ya está, Linklater. Son pelis que me encantan y están ahí, pero en ningún momento he intentado parecerme a ellas ni homenajearlas en ningún sentido. Hay elementos comunes claro, como el paso del tiempo, el hecho de presentar dos momentos distintos de la vida y las decisiones acerca de nuestras relaciones sentimentales. A la hora de trabajar no me gusta nada hablar de referencias, porque te pueden encorsetar. De todas maneras, las películas que más nos han servido de referencia han sido de suspense, como el cine de Borau, o ‘Muerte de un ciclista’ de Bardem, también está Bresson por ahí...y que tienen que ver más con los códigos del suspense, los espacios, los cuerpos o los movimientos de cámara, que por momentos son más importantes que los diálogos.  

– Revisando tu filmografía me crucé con un cortometraje que realizaste en 2012, me llamó la atención por su título ‘Ekaitza’ (‘Tempestad’) que me recordó terriblemente al nombre original de esta película ‘Gelditasuna ekaitzean’. Bastó con cinco minutos para ver lo mucho que se parecen ambas obras, con una tormenta que une a dos antiguos amores y que en ambos casos la chica esté interpretada por Loreto Mauleón ¿puede ser este el germen de ‘La quietud en la tormenta’?  
– Si, sí. Hay mogollón de elementos en común, empezando por el título del corto, ‘Tempestad’; la relación de la pareja, solo que el corto es un monólogo y aquí es un diálogo; y esta estructura no lineal, de contar historias que dejan entrever que tienen un pasado distinto al que imaginábamos. También el tener a la naturaleza muy presente. Te juro que no éramos conscientes de esto mientras rodábamos la peli y la gente no para de comentarme que se parece mucho a este corto, pues igual me estoy repitiendo (se ríe).

– ¿Por qué las tormentas, qué poder tienen para unir a las personas?
– No lo sé, siempre me he sentido atraído por la lluvia y el viento, siempre he tenido esa fijación. A la hora de hacer los cortos esta atracción acaba estando en ellos. Hay cierta magia allí, en la conexión con la eternidad, en sentirnos parte del misterio del mundo, de lo inasible, ese romanticismo de la naturaleza.

– Hablando de Loreto Mauleón ¿te costó convencerla de que aceptara el papel para una película con una producción más discreta después de haber participado en proyectos tan grandes como ‘Los renglones torcidos de Dios’ o la serie ‘Patria’ y de haber sido galardonada nada menos que con un premio ‘Feroz’?
– No, nada. De hecho, ella me dijo que sí antes de leer el guion. Ella siempre ha sabido de mi obsesión por hacer un cine que hablase sobre el amor o sobre lo que es la pareja, lo limitante de la monogamia y otros temas que comentamos desde que nos conocemos, hace ya más de 15 años. Hace unos cuantos años que le plantee la idea del argumento y bastaba que llegara la oportunidad, la financiación y el hueco para hacer algo que los dos estábamos deseando.

– Viniendo de dirigir cortometrajes, ¿qué le sorprendió a la hora de dirigir su primer largo? ¿Qué formato prefiere ahora que ha probado ambos?
– Me he dado cuenta de que quiero hacer largos, me siento mucho más cómodo con esa duración más estándar, como lo que dura un partido de fútbol. Como escribir una novela, más que un relato corto. Tenía miedo de no saber controlar los tiempos, pero he terminado por sentirme muy a gusto con algo que en ningún momento del proceso era capaz de controlar. Me gustan los directores que confiesan que no saben lo que están haciendo realmente cuando ruedan, aborrezco cuando se dice que se tiene muy claro lo que se quiere contar, porque creo que así le haces un flaco favor al arte cinematográfico, que nos supera por tantos lados y que solo podemos encauzar de manera un poco intuitiva, como un vehículo que va por lugares oscuros. Pero me he dado cuenta de que he conseguido sacar lo que llevo dentro de mi y no paro de pensar en hacer otro.

– Los momentos clave de la cinta parecen ser ambas conversaciones entre los protagonistas, una en el ecuador de la película y otro al final, ¿puede que estas fueran las escenas que tenía en mente antes de empezar a escribir el guion como tal?
– La única escena que tenía en mente al principio era el encuentro de los protagonistas en el piso en venta, donde el vendedor y la compradora se dan cuenta de que se conocen de antes. Las dos secuencias largas, que se dan a la mitad y al final, y que funcionan como espejos, no estaban claras en un inicio, pero fueron elementos que nos ocurrieron enseguida como estructura, apoyando el guion en dos escenas muy largas de diálogo. Esta era una de las cosas que Alex y yo queríamos hacer porque hace que la historia avance de otra manera, no exclusivamente visual. Fue una apuesta sin demasiados miramientos y a la que nos lanzamos con confianza.
 
– Teniendo en cuenta la importancia de esos dos momentos, que por su intimidad y aislamiento podrían funcionar casi por sí solos como pequeños relatos ¿Qué le llevó a dar el salto a la gran pantalla con una historia que podría condensarse en cortometraje, como los que venía realizando hasta ahora?
– Esas dos escenas no funcionan una sin la otra, que en total ya suman una media hora y que requieren del resto de momentos de la película para tener sentido. Son los momentos más importantes solo si hay una película detrás que les de sentido.  

– El film nos habla de caminos alternativos, ¿está satisfecho con las decisiones que le han traído hasta aquí o cambiaría alguna de ellas?
– Estoy muy contento con el momento que estoy viviendo ahora, rodeados de tanto amor, no cambiaría nada, o al menos me llevo muy bien con estas decisiones que he ido tomando y me acompañan, como los personajes de la peli.  

– Tu próxima película será de ciencia ficción ¿qué podemos esperar de ella? ¿Tiene algo de ‘La quietud en la tormenta’ o es una ruptura total con este formato más romantizado y personal?
– Pues al igual que con esta película, hay una carencia de la estructura lineal a la que estamos acostumbrados en el cine, hay ese cuestionamiento por los tonos y el género, ese gusto por los diálogos largos; a pesar de ser una historia que no tiene nada que ver, con temas tan lejanos como el soportar las pérdidas de los allegados y lo que nos hace humanos, que serán los tratados en el próximo proyecto, que aún no tiene fecha de estreno.  

– ¿Alguna otra película española de la que debamos estar pendientes este año?
– La que más ganas tengo de ver es el regreso de Víctor Erice, claro. También quiero ver ‘Upon entry’ porque competimos juntos ahora en Rumanía, en el Festival Internacional de Cine de Transilvania (TIFF).
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