Llamazares: "Los establecimientos ponen poco interés para evitar la venta de alcohol a menores"

Entrevista al oficial del Grupo de Menores de la Policía Local de León (Paidós)

Alfonso Martínez
11/11/2018
 Actualizado a 19/09/2019
El oficial del Grupo de Menores de la Policía Local de León (Paidós), Santiago Llamazares. | SAÚL ARÉN
El oficial del Grupo de Menores de la Policía Local de León (Paidós), Santiago Llamazares. | SAÚL ARÉN
El Grupo de Menores de la Policía Local (Paidós) acaba de cumplir una década. Es por tanto buen momento para hacer balance, ya que además este martes recibe la Medalla de Oro al Mérito de la Policía Local de Castilla y León. Su oficial, Santiago Llamazares, que recibirá además a título personal el distintivo de plata, explica las conductas antisociales más frecuentes entre nuestros jóvenes.

– El grupo Paidós cumplió una década en junio. ¿Qué balance hace?
– Los números están ahí, pero el balance hay que verlo desde varios puntos de vista. Primero, desde el propio grupo. Somos un equipo serio y estamos satisfechos del trabajo realizado. Pero está claro que son los destinatarios de ese trabajo los que tienen que valorarlo. Ahí están los padres, los centros educativos, los servicios sociales, los órganos judiciales… Son ellos los que tienen que valorar el trabajo.

– Y justo cuando se cumple esa década el grupo recibe la Medalla de Oro al Mérito de la Policía Local de Castilla y León. ¿Cómo reciben este reconocimiento?
– Con satisfacción. Después de diez años de trabajo, que alguien recompense o reconozca esa dedicación es algo que nos hace sentirnos satisfechos.

– ¿En qué ha cambiado el comportamiento de los menores en este tiempo?
– Cuando nosotros aparecimos, el mundo de los chavales en la calle era bien distinto. Estaba menos controlado. Ahora nos preocupamos de que los lugares de ocio y las situaciones del día a día estén más controladas. ¿Ha cambiado? Sí. ¿Ha mejorado? Entiendo que sí, pero soy consciente de que son listos y se esconden. Es más difícil localizarles y detectar conductas antisociales o poco adecuadas.

– El consumo de alcohol ha sido una de las prioridades del grupo. ¿Se sigue dando tanto este fenómeno?
– Estadísticamente ha ido a menos, pero es lo que decía. Ellos se esconden, ya no están tanto en la calle y hemos visto que se incrementan las quejas en los pisos, en locales… Antes se hacía abiertamente en la calle o en los parques. Tenemos también noticia de que muchos incluso salen del término municipal para consumir bebidas alcohólicas. Cogen autobuses o van andando a zonas en las que nosotros no tenemos opción de trabajar y así están un poco más libres.

Las casas de apuestas han proliferado y es cierto que los jóvenes juegan a través de los mayores de edad– El grupo se encarga del control de los establecimientos en los que se vende no se sirven bebidas alcohólicas…
– Sí. Detectamos establecimientos, pero vamos un poquito por detrás. Hasta que lo localizamos, los jóvenes han estado allí una o dos semanas. Se sigue vendiendo alcohol a menores tanto en supermercados como en locales de hostelería. Están vendiendo alcohol a menores sin pedir el carné de identidad. Hoy los menores se desarrollan con más rapidez, sobre todo las mujeres. Si un chaval se deja un poco la barba, gana un poco de edad… Eso hace que cuelen muchas cosas, pero se pone poco interés en preguntar la edad o en pedir el carné de identidad para controlar la venta de alcohol a menores.

– ¿Cómo reaccionan de los padres al enterarse de que han pillado a sus hijos?
– Suelen reaccionar muy bien. A veces no conocen el problema y que les demos la información es vital para que puedan corregirlo. Más delicadas son las conductas que llevan aparejada una denuncia y una multa. En todo caso, la reacción de los padres es muy buena porque así conocen el problema y pueden plantear soluciones.

– ¿Se detecta también el consumo de otras drogas?
– Principalmente, la marihuana. Está de moda entre los jóvenes. Se consigue fácilmente e incluso se puede cultivar en casa en cualquier maceta. Es un problema serio ahora mismo. Nos preocupa la entrada y la salida en los colegios, donde hay jóvenes que van a ofrecerla y muchos menores la consumen abiertamente en esos momentos de esparcimiento.

– ¿Qué otro tipo de delitos comenten los menores?
– La Policía Nacional trabaja hechos más graves, pero nosotros nos encargamos fundamentalmente de cuestiones derivadas de peleas. Delitos de lesiones, pequeños hurtos, apropiarse de cosas en establecimientos y grandes superficies. Y algún otro robo con intimidación verbal en el que un grupo le quita cuatro monedas a un niño más pequeño. ¿Hay alguna cosa rara? Sí, las hay y son graves, pero por suerte también excepcionales. Son asuntos que corresponden habitualmente al Cuerpo Nacional de Policía.

– En su día se habló de un incremento de robos cometidos por menores en sus propias casas. ¿Se mantienen?
– Sí, lo que pasa que son hechos que se denuncian muy poco. Los padres nos dicen si ha faltado alguna alhaja u otros objetos que el menor vende para hacerse principalmente con marihuana. Es lo que verdaderamente nos preocupa. En el caso del alcohol, con unas monedas y un escote entre varios menores se consigue, pero la marihuana tiene un precio más elevado y necesitan obtener dinero a título particular. Hay algunas veces que lo consiguen sustrayendo objetos en casa que luego venden para obtener ese dinero.

– ¿Es la marihuana lo que más preocupa entonces?
– Sí. Beber en la calle o llevar una botella encima se ve desde lejos. Vemos por ejemplo que llevan bolsos pensados, pero claro, un sobrecito o una bolsita de marihuana es difícil de detectar salvo que estemos muy cerca o les pillemos infraganti.

– ¿A qué edad se inician los menores en el consumo de alcohol y drogas?
– Las chicas van un poco por delante. En la estadística decimos que tenemos nuestro principal problema está en las niñas de entre 12 y 14 años y en los niños de entre 14 y 16. Ellas van un poco más adelantadas. Quizá también, cuando consumen alguna sustancia, al ser mujeres les hace más vulnerables o les hace más daño y por eso se detecta con más facilidad.

– ¿Y no lo detectan los padres cuando llegan a casa?
– Es muy peculiar la forma de beber de los chavales en León. Salen relativamente pronto de casa y consumen rápido porque saben que a las nueve de la noche tienen que estar serenos para llegar a casa en buenas condiciones. Detectamos muchos botellones de primera hora, a las seis y media de la tarde o las siete. Si consumen a esa hora, a las nueve o las nueve y media cuando les vienen a recoger o llegan a casa están relativamente bien para que sus padres no se den cuenta. Son listos y saben cómo tienen que actuar.

– Han proliferado en los últimos meses las casas de apuestas en León. ¿Se han detectado problemas con los menores en este tipo de establecimientos?
– Llevamos varios años ya con una campaña especial de control de distintos establecimientos en fechas navideñas. El año pasado esta campaña la trasladamos ya a las casas de apuestas. Se denunció a una por consentir a un menor estar jugando en una máquina tragaperras y en su poder tenía papeletas de apuestas. Es cierto que las casas de apuestas están proliferando y es cierto que los jóvenes están apostando. Muchas veces lo hacen a través de una persona mayor de edad porque las casas de apuestas piden documentación, pero es cierto que nos preocupa porque se están dedicando a apostar.

– ¿Se vigilan las casas de apuestas igual que el resto de establecimientos?
– Sí. De vez en cuando y sin previo aviso se visita alguna de las casas de apuestas que hay en León, se hace una petición de documentación, se inspecciona el establecimiento como tal, extintores, medidas de seguridad… Y se comprueba la presencia o no de menores en el local.

Nos preocupa mucho la marihuana porque está de moda y es más difícil de detectar que el alcohol– Uno de los aspectos que ha hecho pionero al grupo Paidós ha sido la apuesta por dar charlas en los centros educativos tanto para padres como para los propios alumnos…
– Hemos hecho tres proyectos y estamos trabajando en un cuarto. El primero fue la guía para mejorar la convivencia y la seguridad. Es un proyecto educativo dedicado a los alumnos de segundo de ESO, porque están en la antesala de la edad penal, que está fijada en 14 años. Queremos informarles de cómo funciona de verdad la calle y de cuáles son realmente las consecuencias de esas conductas que llevan aparejadas multas o incluso diligencias judiciales con una posible sanción penal. Queremos informarles a ellos y a sus padres para prevenir esas conductas y para que no se llamen a engaño cuando estén en la calle. Un segundo proyecto que se hizo fue de seguridad vial. Sólo participamos dos años, porque ahora lo está desarrollando la Unidad de Tráfico de la Policía Local, porque son los expertos en la materia. Se trata de enseñar a los niños de Primaria cómo deben comportarse tanto en los acceso al colegio, a la hora de cruzar los pasos de peatones, al subir al autobús… El tercer proyecto es reciente y lo lleva a cabo una compañera que anteriormente estuvo en el Grupo de Atención a la Mujer de la Policía Local (Gamu). Se centra en prevenir la violencia de género. Se imparte a los alumnos de cuarto de ESO y Bachillerato. Queremos prevenir esas conductas cuando se inician en las relaciones de pareja.

– ¿Hay muchos casos entre menores?
– No tenemos datos, porque el programa nacional de protección (Viogen) empieza a partir de los 18 años, que es cuando los casos van al Juzgado de Violencia de Género. Entre los menores, hay algún caso en el que no la propia víctima, sino sus padres nos hablan sobre la pareja que tiene su hija y la situación que hayan detectado. A partir de ahí, podemos ir a la Fiscalía por un delito de violencia de género entre menores o también podemos solucionarlo de otras maneras, a través de charlas, diálogos, conversaciones entre las dos partes… Tratamos sobre todo de prevenir que lleguen a los 18 años y se vean envueltos en un caso judicial.

– Hablaba de cuatro proyectos. ¿En qué consiste el último?
– Lo iniciamos un poco el año pasado y lo hemos dejado parado. Se centra en el uso de las redes sociales por parte de los alumnos de sexto de Primaria. Es cuando empiezan a manejar Instagram, Facebook y otras plataformas sin ser conscientes de los peligros que entraña publicar algunos comentarios, fotografías, establecer contacto con determinadas personas… El año pasado hicimos dos charlas piloto en el colegio Leonés. Creo que lo vamos a poner definitivamente en marcha, porque es importante. Cuando a un niño le dice alguien de fuera lo que ya le están diciendo en casa, pues hace más caso. Vamos a ponerlo en marcha, porque muchos padres vienen y nos dicen que sus hijos tienen redes sociales, que le han mandado una foto, que le han escrito… Vemos que con once o doce años ya manejan las redes sociales y emiten y reciben información poco apropiada sin ser conscientes muchas veces de lo que están haciendo.

– ¿Tiene el Grupo de Menores de la Policía Local de León suficientes medios materiales y humanos?
– Hay que pedir siempre. En este momento hemos aumentado muchísimo el nivel de trabajo y habría que tener más personas en el grupo, pero es complicado. Actualmente somos un oficial y ocho agentes. Tenemos además el hándicap de que llevamos diez años trabajando, nos hacemos mayores… Conviene savia nueva y rejuvenecer el grupo e incluso su dirección. Quizá también convenía en este momento buscar alguna cosa nueva. Todo eso es importante. Siempre hay que pedir para ampliar y rejuvenecer el grupo.
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