León, entre la esperanza y la frustración, claro que puede..., por Pablo Calvo

El diputado de Vox por León participa en el especial Cuenta con León para dar su punto de vista sobre las fortalezas de la provincia

Pablo Calvo
02/06/2020
 Actualizado a 02/06/2020
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Hojeo el facsímil del libro publicado en 1957 por la Cámara Oficial de Comercio e Industria de León, titulado: ‘Economía Leonesa: Pequeña Historia de su Evolución, obra que repasaba los últimos cincuenta años de la economía provincial ampliamente documentados y que se adentraba en el futuro, a mi juicio, con un denominador común: la ilusión por los proyectos de futuro.

La retrospectiva que hacía la publicación, y que luego prolongaría la propia cámara en el año 2002, ante la proximidad de los cien años de recorrido, basaba los pilares económicos leoneses en los procesos de transformación agraria y ganadera, el sector minero-energético, la industria químico-farmacéutica, el poder de las comunicaciones-transportes y el auge del comercio.

Mucho han cambiado los factores y las circunstancias en las que se desenvuelve la economía y la sociedad en las primeras décadas del siglo XXI. Las transformaciones son intensas y muy rápidas. A veces, no da tiempo a la adaptación en paralelo, lo que obliga en la mayoría de las ocasiones a adelantarse a los acontecimientos si no se quiere quedar descolgado. Esto sin duda, no es extrapolable a la actual situación de crisis provocada por el Covid-19, que ha pillado a casi todos desprevenidos. Pero para cuando podamos establecer una nueva época –que no será nunca una nueva normalidad como nos quieren hacer creer– si lo permiten las actuales políticas, absolutamente incompetentes para gestionar tanto la crisis sanitaria, como política y social, la economía leonesa deberá volver a reinventarse. Y necesariamente tendrá que retomar y relanzar aquellos puntos sobre los que ha pivotado en los últimos cien años y tratar de sustituir a otros. Me refiero fundamentalmente a sectores históricamente básicos en nuestra economía como son la agricultura y ganadería, las comunicaciones y transportes. El sector agrícola y ganadero deberá apostar por los productos de calidad (no en vano somos la provincia con más marcas de calidad de toda España) y la potenciación de sus cultivos como la remolacha, el lúpulo, las plantas aromática-medicinales, bajo gran demanda por poner unos pocos ejemplos que no pretenden ser un corolario exhaustivo. Se debe no solo mantener la superficie actual de regadío sino los nuevos proyectados. Para algo debe servir el sacrificio pasado del pantano de Riaño, bajo cuya premisa de futuro fue creado. A ellos, deberán sumarse un sector en alza, como es el turismo. Pero deberá ser con T mayúscula si queremos ser un referente. Buena idea sería potenciar la Universidad de León con nuevas titulaciones, entre ellas una de turismo. Tenemos una provincia preciosa, con un patrimonio histórico y cultural de primer orden, pero también inédito, no solo para los extranjeros, también para muchos españoles. El turismo interior, es uno de los de más proyección y de los más demandados. La caza y la pesca siempre han estado presentes dada la particularidad provincial, que las hacen únicas en toda España y diría en Europa, teniendo que buscar el necesario equilibrio entre el hombre, la naturaleza y el medio. Los sectores de la minería y de la industria químico-farmacéutica han pasado por una profunda y vertiginosa transformación, muchas veces de forma acelerada y más rápida de lo deseado por políticas excesivamente ideologizadas sin un estudio calmado y sosegado que permitiera reconvertir, de forma auditada, las cuencas y las industrias existentes. No se trata de gastar más, sino de gestionar mejor. Importancia vital, tendrán que tomar la consolidación, desarrollo y promoción de las comunicaciones. La provincia leonesa, siempre ha sido un cruce de caminos entre las mesetas y el noroeste de la península ibérica. Vías y centros como son la culminación de la Variante de Pajares, la Autovía León-Valladolid, las Autovías Ponferrada-Asturias y Ponferrada-Orense, la conexión con Portugal a través de la Autovía León-Braganza, el impulso definitivo comercial y mercantil del Aeropuerto de León y su polo educativo-empresarial aeronáutico, el nudo logístico de Torneros que relanzaría el eje o corredor Atlántico, la integración de una vez por todas del tren de vía estrecha en la estación de León una década ya ausente, no pueden una vez más, formar parte solo de los programas electorales y ser objeto de discusión en los quince días previos a depositar el voto en las urnas.

No nos paremos a esperar lo que otros van a hacer por nosotros. Tomemos la iniciativa. Siempre habrá un leonés por el mundo. Sería un lujo abandonar lo conseguido hasta la fecha. Demasiadas pérdidas por el camino en los últimos años, meses, semanas, días. La escuela aeronáutica civil o la retirada del control de CRC de vía estrecha, son los últimos ejemplos que no nos podemos permitir.

Tenemos una de las mejores tierras y gentes. Estoy convencido, que León saldrá de este trance una vez más, para orgullo propio y para engrandecer España. Se lo debemos a nuestros padres y abuelos. Ellos cumplieron. Nosotros estamos obligados a legarlo a nuestros hijos y sus hijos nos analizarán.

León se adentra en la tercera década del siglo con sentimientos de esperanza y frustración, pero para la recuperación, será fundamental que volvamos a retomar el espíritu de la ilusión en los proyectos, recuperando la idea que recorría a aquella publicación ya lejana, de 1957.
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