Las nubes

Bruno Marcos escribe sobre la intervención del artista sonoro Nilo Gallego en las nubes que pasan sobre el Musac

Bruno Marcos
18/08/2020
 Actualizado a 18/08/2020
Las nubes se reflejan en los paredes acristaladas del Musac.
Las nubes se reflejan en los paredes acristaladas del Musac.
Hay que tener una sensibilidad especial para que, pensando en hacer algo para el cumpleaños de un museo, a uno se le ocurra mirar arriba y ver en el cielo las nubes que pasan por encima.

Son las nubes lo contrario a todo lo que se puede meter en los museos, efectivamente son formas, imágenes, volumen y luz como muchas de las cosas que hay en ellos, pero las nubes son cambiantes, formas que hace y deshace el viento, son pasajeras, viajeras, inatrapables… como decía el poeta Valente: «Oscura transparencia, / cuerpo no material de una materia / que sólo hubiese sido / fuego o respiración en el rastro solar».

Registrarlas en fotografía o vídeo deja siempre una sensación insatisfactoria, algo pobre en comparación a lo que se siente mirándolas en vivo, quizá por eso es tan buena la idea de Nilo Gallego a quien no se le ha ocurrido retratarlas, filmarlas, pintarlas, cazarlas, producirlas o falsificarlas, sino poner una banda sonora a las verdaderas que pasan, como si ellas mismas fuesen una película de un cine hecho de aire.

Han sido las nubes un tema de contemplación y meditación en todos los tiempos, el mar de donde no había mar, el paisaje de la llanura, la simbolización del cielo metafísico al que irían las almas buenas, la casa de dios. Misterio siempre. El Sócrates caricaturizado de Aristófanes se cuelga de un cesto para observarlas bien y concluye que dios no existe pero que las nubes también son diosas y hablan instruyendo a los mortales. Y aunque Aristófanes quería ridiculizar a Sócrates, culpándole de la decadencia de Grecia porque amaba más a la razón que a los mitos, lo que nos queda es esa visión del buen Sócrates metido en una canasta suspendida en los aires interrogando a la belleza de las nubes. Un Sócrates que solamente conversaba, que no quiso conservar nada, que no escribió nada, que no dejó nada por escrito… y así creía acercarse a la verdad.

Deberíamos reflexionar si los museos tienen que conservar y coleccionar las nubes —o cosas como nubes— que siempre están ahí, con imágenes miméticas, duplicados de lo que ya existe, o enseñar a mirarlas como nos enseña Nilo, que les pone sus músicas, ruidos y sonidos… que, como poco, hacen que nos paremos a mirarlas y a pensarlas… las nubes y las demás cosas que son como nubes…

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