La normalidad del fracaso

12/10/2018
 Actualizado a 13/09/2019
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Nunca he sido demasiado competitivo. Aceptar que la derrota es algo normal y que el fracaso es lo que marca el mayor número de decisiones que toma la mayoría de gente en su vida me parece una actitud mucho más necesaria que la tan bien vista de tener la necesidad de ser el mejor en todo.

Es justo reconocer que cuando veo a alguien mejor en algo que me importa lo que siento es envidia, pero no esa envidia de querer que al protagonista le entren los siete males (un uso que por cierto le da a esa palabra quien precisamente solo la entiende así), si no la de intentar enterarme qué ha hecho y dónde ha aprendido a hacerlo tan bien para intentar acercarme lo máximo.

Y si hay algo que entra en un ‘top 10’ de cosas que me importan por encima del resto eso es tratar de ser lo mejor posible en mi profesión hasta el punto de frustrarme al plantarme, por ejemplo, ante eso que llaman el ‘síndrome del folio en blanco’ cuando me toca rellenar estas tres columnas y que a quien lo lee le parezca mínimamente interesante.

Reconozco no haber tenido jamás ese problema y seguramente esa sea una de las causas por las que hoy estoy sentado aquí delante de este ordenador. Echarle literatura a los exámenes desde el colegio para intentar convencer al profesor de que lo que le estoy contando es porque no estudié, pero me quedó lo suficiente de sus clases podía devenir en dos profesiones, periodista o político. Me quedé con la menos mala.

Que me esnorto. El caso es que me gustaría tener cada semana un tema interesante sobre el que opinar, hacerlo de una manera brillante que imite a los columnistas a los que admiro y a los que me imagino (si no los he visto hacerlo, porque algunos de ellos escriben en estas mismas líneas)tecleando sin pestañear un discurso bien formado, ingenioso y sin lagunas pensado en apenas cinco minutos.

Pero por el momento no es así y lo bueno es que una de las cosas positivas que trae asumir el fracaso es que al igual que sabes que lo normal es hacerlo mal, la estadística y la constancia llevarán a hacerlo bien algún día. Mientras tantoya he llenado otra columna.
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