La evidencia matemática

Se nos dan bien las cuentas. De siempre. Recuerdo a mi abuelo desplegando una avalancha de cuartillas con números a bolígrafo. Sumas, restas y libretas del banco que él contaba en pesetas. Otra gran matemática (como cualquier comerciante) era la tendera de Barrio Nuevo, en Béjar. Apuntaba a lápiz cada pedido, multiplicaba como un magnífico de ‘Saber y ganar’ y cuando escuchaba aquello de ‘nada más’ hacía una raya alargada y decidida bajo la cual dejaba caer el total de la compra que entregaba en un trozo de papel roto que valía hasta de factura.

Así que había cantera, como para casi todo en esta tierra, para ser también líderes en matemáticas y ciencias. Así lo dice una vez más el estudio TIMSS 2020 que analiza sesenta y cuatro países. Los estudiantes de Castilla y León son los mejores de España y están sensiblemente por encima de la media de la OCDE. Un orgullo más para nuestro sistema educativo. Castilla y León es la despensa de Europa y la escuela de España. Por eso ahora educamos bilingües, para que sea aun más fácil emigrar allí donde hay oportunidades. Que tenemos genética de conquistadores, coño, y para eso descubrimos el mundo y América. Y de allí, la última gran conquista. La cartera de Sanidad del gobierno Biden la gestionará Xavier Becerra, un californiano formado en la Universidad de Salamanca. Porque aquí presumimos de ministro en Washington, de primo en Londres y de cuñado en Madrid. Es el cociente de la desesperanza. El éxito, el de verdad, es triunfar fuera para poder volver a casa por Navidad.

Donde salen dramáticas las cuentas es en los pueblos abandonados donde restan vecinos y la solución de los alcaldes es construir tanatorios. Se empeñan en rendir el mundo rural a la evidencia matemática de la despoblación y luego maldicen las estadísticas. En su ecuación resulta imposible despejar la equis, si a esa incógnita la llamamos futuro. Menos mal que mientras haya equis hay esperanza.