La estatua de Alfonso IX

No hace falta, supongo, incidir en la importancia del rey Alfonso IX de León. Aquí mismo hemos hablado de la ‘curia regis’ extraordinaria de 1188 –en la que, además de nobleza y clero, participaron también, por vez primera, representantes del pueblo llano– y de los ‘Decreta’, su corpus documental, la referencia más antigua a un sistema parlamentario europeo; y por lo que se acuñó el conocido ‘Cuna del parlamentarismo’. Y también de la fundación en Salamanca de la primera ‘universidad’ del reino, el ‘Studii Salamantini’, en 1218. Oye… y, ya que seguimos confinados por el estado de alarma al que ha obligado la Covid-19, aprovecha para echar un vistazo por internet y conocer mejor al monarca: la expansión del reino, los conflictos con castellanos y portugueses, la potenciación del Camino de Santiago…

La única estatua de Alfonso IX en la capital leonesa –obra del pacense Estanislao García Olivares– ‘preside’ la plaza de Santo Martino, en las inmediaciones de San Isidoro, en donde tuvo lugar la célebre curia. El monarca –ochocientos kilos de bronce–, con su capa ondeando al viento y la espada a la cintura, sujeta un estandarte sobre lanza en la mano derecha y un escudo en la izquierda; y, en total, supera los seis metros de altura, incluida la base, de piedra –en cuyo interior fue introducida una ‘cápsula del tiempo’–, realizada esta por el Centro de los Oficios de León, y con una placa que recuerda aquel histórico 1188.

Mañana se cumple un año de su ‘puesta de largo’, con la que culminó una iniciativa que saldaba una deuda histórica, y que pudo hacerse realidad gracias, en buena medida, al impulso del empresario leonés Acacio Rodríguez. Y que ha contado, a su vez, con la aportación de un centenar de ciudadanos que quisimos contribuir con este proyecto que, de una u otra forma, ha sido apoyado por buena parte de la sociedad leonesa, incluidos Ayuntamiento, Federación de Asociaciones de Vecinos ‘Rey Ordoño’ y Cofradía del Pendón de San Isidoro, entre otras entidades.