La dama de los ríos

La garza real es un ave de gran belleza y elegancia que es fácil de observar en las riberas de nuestros ríos y orillas de pantanos

Javier Valladares
19/07/2017
 Actualizado a 06/09/2019
En ocasiones mueve su cuello con una especie de baile para despistar a los peces. | JAVIER VALLADARES
En ocasiones mueve su cuello con una especie de baile para despistar a los peces. | JAVIER VALLADARES
Este ave de gran tamaño es fácil de observar en las riberas de nuestros ríos y orillas de pantanos. De aspecto inconfundible, tiene una elegancia en todos sus movimientos que llama la atención.

Con un tamaño que ronda el metro y una envergadura de alas entre 150 y 175 cm, no es fácil que pase desapercibida.

Sin embargo a la hora de cazar la cosa cambia. La garza es capaz de estar inmóvil durante largos periodos de tiempo esperando que pase su presa en su radio de acción. Su cuello estirado se asemeja a una rama con hojas. Una vez localizada su presa, bien sean peces, ranas, pequeños roedores, culebrillas o cualquier otro animal de pequeño tamaño, lanza su pico a modo de arpón con gran velocidad y certeza. En ocasiones mueve su cuello con una especie de baile para despistar a los peces.

A pesar de estar presente en todos los ríos de la provincia, no es una nidificante demasiado abundante.

En invierno sin embargo la población aumenta con los ejemplares procedentes del norte de Europa.

La garza real anida en colonias en arboles de gran tamaño. Con el paso de los años llegan a secar el árbol que las sustenta debido a la gran cantidad de excrementos que pueden generar tantos ejemplares juntos.

Las garzas reales que frecuentan el tramo del Bernesga a su paso por la capital, son bastante confiadas y aguantan bastante bien la cercana presencia humana. Sin embargo cuando se desplazan aguas arriba sorprende que esos mismos ejemplares no toleren de la misma forma nuestra cercanía y aumenten la distancia de seguridad de forma tan notable. Y es que los animales en general saben que en el interior de las ciudades los peligros son mucho menores.

Pero las garzas no solo frecuentan las orillas de los ríos. Es muy habitual verlas en prados encharcados en época de riego en busca de ratones, topillos y otros pequeños animales, que se ven forzados a salir de sus madrigueras a causa del agua. También están presentes en todas las lagunas y charcas de cierta dimensión, así como en pantanos y balsas de riego.
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