¿Para qué sirven los charcos?

Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
16/04/2024
 Actualizado a 16/04/2024
| MAURICIO PEÑA
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Pocas veces he comprado un  libro solamente por el título, porque te pega a la cristalera de la librería y piensas en lo que encierro.

Confieso que, después, el sistema de elección puede ser un hallazgo o un fiasco, como todo. Pero alguna de las veces que acerté «ya paga el tiro» —en expresión que usa mucho nuestro reciente premio Cervantes, Luis Mateo Diez—por todas las veces que fallé.

Uno de los aciertos fue el titulado ‘¿Para qué sirven los charcos?’, que al verlo te hace pensar que no les encuentras mayores utilidades que desatar los recuerdos infantiles de cuando ibas a la escuela pisando de charco en charco, tratando de salpicar a quien  se acercara. 

Pero, ¿todo un libro de utilidades de los charcos? Pues había en su interior mucho más que charcos, estaba un papelines con cara de serio que es en realidad uno de los grandes de los nuestros, que son los de Zamora, por supuesto. Y él es Tomás Sánchez Santiago, que con las cosinas que anotaba en las servilletas de los bares, gotas de los charcos, construyó el mar de un libro lleno de reflexión.

Y también estaba entre los usos y disfrutes de los charcos estas fotografías que nos permiten  soñar con que otra ciudad es posible, porque ésta ya la teníamos bastante vista y se mueven las baldosas. 

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