Cuando aquello que acabas de hacer y dar a conocer al común que te rodea –de palabra, obra u omisión–no es precisamente un dechado de virtudes nunca falta quien te pregunte: «¿No te habrás ‘herniao’, verdad?». Que es tanto como decirte que, además de vago, tampoco es que te sobre la imaginación.
Los queridos colegas a los que cada día les toca vivir y sufrir la rutinaria vida institucional deberían tener bula para preguntar con relativa frecuencia aquello de «¿no te habrás ‘herniao’?». Porque lo piensan, aunque no lo digan, en cada rueda de prensa o lo que sea (porque llamar rueda de prensa a una cita en la que no puedes preguntar es pecado contra 9 de los 10 mandamientos)el que la da no dice nada, absolutamente nada, que no imaginara el colega o que no le hubiera escuchado por la radio a alguno de los jefes del convocante; que te habla de Bruselas cuando se cae el tejado de la escuela de Rodrigatos de la Obispalía, está cortada la carretera de Casares o nadie le explica al ciudadano penitente porqué tiene que volver a pagar por seguir viendo la televisión y el repetidor que ya pagó, con creces.
Ya ni te cuento la imaginación desbordada de volver a cortar la cinta con la bandera de España de no sé qué carretera o no sé qué obra.
Y si logran que la Reina presida el Comité de Honor de un Congreso de Juntas Vecinales, eso sí que es la bomba. Uff.
Lo más leído