¿La pintura, el dinero o la gente?

La última de La Nueva Crónica

Por Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
12/03/2024
 Actualizado a 12/03/2024
| MAURICIO PEÑA
| MAURICIO PEÑA

«Acabaron con el agua / se llevaron el carbón / ya solo eso faltaba / robarnos la población». Lo cantaban en los ochenta del pasado siglo y el tiempo les ha demostrado que lo que temían que podía pasar... pasó; que lo que podían robar, se robó... la población.

Unos murieron y no quedaba nadie en la casa que abriera las ventanas, otros salieron con el sueño de volver y los sueños necesitan una cama en la que acostarse y no la había. Los más escuchan palabras huecas que ya nadie se cree porque el recorrido que tienen se golpea de bruces con las cifras de las estadísticas. Un trimestre más baja la población de la provincia, un invierno más dejan de echar humo las chimeneas de las casas de otro pueblo. 

Y las cifras de la desolación, de la despoblación, generan imágenes, se convierten en pósters repetidos como los de aquellos niños con barriga que ilustraban el hambre para sacar a la calle las huchas del Domund.

Los corredores se cuartean y ennegrecen al sol que los reseca en verano y al agua que los pudre en invierno; para aquellos bancos que iban a pintar como último reducto de la esperanza para que en ellos se sentaran las gentes de las últimas tertulias llega el cansancio y el abandono a medio camino; y para el tercero se acabó el dinero. O la pintura. O, lo que es peor, no quedan tertulianos para llenarlo. 

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