Fuentes de Peñacorada ya era, no me lo negaréis, un nombre de pueblo con mucho gancho, de esos que se te quedan grabados.
Pero un día se le ocurrió —vaya a saber a qué alcalde pedáneo u otra autoridad— añadir al cartel con el nombre del pueblo un ‘apellido’ y se podía leer en el cruce que conduce al escondido lugar: «Pueblo de montaña». No decía mucho, pueblos de montaña se supone que son casi todos en aquel entorno, pero los coches comenzaron a girar y subir a ver qué justificaba lo que anunciaba el cartel.
Ayer domingo, a Tonín llegaron una conocida periodista asturiana y su compañero. Ante la pregunta de los motivos de elegir aquel destino explicaba ella, con mucha gracia: «El mi mozo, le dan estos puntos. Le pregunto que dónde podemos ir y dice sin dudar :‘a Tonín de Arbas’ ¿A Tonín? Y diz que desde que pasaba con su padre por la carretera y veía el cartel de Tonín pensaba que tenía que subir a ese pueblo de curioso nombre». La importancia de llamarse Tonín.
Lo que no sé es qué pensarán los que ven el cartel de Rodillazo, Calaveras, Caín, La Uña, Perros o Folledo.