El preso HP que se "regeneró" en Mansilla

El etarra Henry Parot, uno de los más sanguinarios de la banda, ha mostrado una actitud hostil, "de psicópata" que se negaba a aceptar las normas de las cárceles por las que pasó hasta que llegó a Villahierro y se produjo un "sorprendente" cambio que cuenta el suplemento Crónica de El Mundo

Fulgencio Fernández
02/08/2021
 Actualizado a 02/08/2021
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Un excelente y amplio reportaje del suplemento Crónica, de el diario El Mundo, de este domingo desvela el sorprendente —o no tanto— cambio en la actitud del sanguinario etarra Henry Parot (el preso HP le llaman) al llegar a la prisión leonesa de Villahierro, de Mansilla de las Mulas.

El artículo, escrito por Leyre Iglesias e Ildefonso Olmedo, cuenta cómo es la nueva vida de Parot en Mansilla, en el "Módulo 7, que es un módulo de carácter mixto (hombres y mujeres) de los llamados de respeto, pensados para la integración social de los internos a través de un clima agradable y civilizado, es voluntario y requiere el compromiso firme del recluso. Henry Parot ha mostrado el suyo: Se portará bien. Respetará a los funcionarios. Colaborará con otros internos. Respetará las reglas".

Es nuevo lo de respetar las reglas para el preso HP, que cumple una condena de 4799 años por 39 asesinatos; su salida estaba prevista, en principio en 2029. Llegó a la cárcel leonesa el 17 de abril de este año y desvelan Iglesias y Olmedo que esa integración le ha llevado a realizar funciones como "repartir la comida entre los presos o realizar la limpieza de los baños", como fruto de esa aceptación de las normas que le ha llevado ya a recoger los primeros frutos, dentro de la política penitenciaria del Gobierno, que argumenta que al fin acepta la legalidad: "Ha accedido del primer grado al segundo, por lo que ya goza de algunos permisos; llegó a León de la prisión Puerto III de Cádiz, para criminales duros".

Sobre su comportamiento anterior y su personalidad la describen con frases duras. "La frialdad más brutal que he presenciado en mi vida"; les contó Teodoro Leo Menor, el guardia que lo custodió al ser detenido en el libro ‘Cuatro días con un terrorista’. "Aquel individuo comenzó a desgranar con increíble memoria y todo lujo de detalles todos y cada uno de los atentados cometidos. Y la cárcel no pareció cambiarle. Inamovible, se negaba a declarar en los juicios. Llevaba 11 años preso cuando desde la cárcel de Córdoba escribió una carta a la cúpula de ETA en la que le pedía atentados contra objetivos más vitales para España; en 2020 no quiso una reunión para buscar una salida...". Hasta que llegó a Mansilla: "Ha sorprendido a los funcionarios. Con otros dos etarras cuidan el orden, no hay una mota de polvo, lo más parecido a una vida fuera de la cárcel", según describen los citados Leyre Iglesias e Ildefonso Olmedo en Crónica de El Mundo, quienes aventuran que este nuevo comportamiento tal vez sea fruto de que su estancia en Mansilla pueda ser "La antesala de un mundo mejor".

Es la historia ‘leonesa’ de un documentado reportaje que recoge todos los crímenes cometidos por este etarra que incluso dio nombre a una forma de dictar sentencias, la doctrina Parot.
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