El leonés Pedro Puente, 50 años promoviendo buenas causas

Por José Manuel Fresno

José Manuel Fresno
15/12/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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Conocí a Pedro Puente en 1983, época en la que ya era conocido en León como el cura de los gitanos. Desde el año 1968 se había afanado en promover la inclusión social de esta comunidad. Hace ahora cincuenta años, tuvo que comenzar por empadronarles y conseguirles el DNI, requisito esencial para tener carta de ciudadanía y en definitiva ser reconocidos como sujetos de derechos.

Ya en aquellos tiempos había promovido la guardería Hogar de la Esperanza, consciente de que el futuro de los gitanos estaba en la educación y de que esta es la base para el progreso social. También había promovido los primeros realojos de familias en pisos, paso que culminaría en 1985 cuando la práctica totalidad de los gitanos de León accedieron a una vivienda y, de paso, a una vida digna; este fue un hecho pionero en España.

Por si no fuera suficiente con su labor social con los gitanos, tarea que además combinaba con sus trabajos pastorales, Pedro Puente ya había promovido en su época de seminarista, con el apoyo y solidaridad de varias instituciones, el Hogar San Luis, un centro para atender a niños huérfanos o que no tenían cerca una familia.

La manera en que me captó para la causa dice mucho de su personalidad, pues me interpeló siendo yo joven –esa época en la que uno solo piensa en aprobar exámenes y en pasarlo bien– convenciéndome para que dedicase parte de mi tiempo también a la solidaridad, con la que él tan comprometido estaba. Ese es uno de sus dones, ir sumando voluntades, atrayendo personas para trabajar en las buenas causas, tejiendo solidaridad sin buscar protagonismos, creando equipos y promoviendo organizaciones que perduran.

Fruto de ese buen hacer, son las organizaciones Fundación Secretariado Gitano y Accem, dos entidades de ámbito estatal, emblemáticas en España en el trabajo con población gitana y migrantes, que cuentan con múltiples reconocimientos nacionales y europeos.

Desde mediados de los ochenta hasta finales de los noventa, sin perder sus estrechos vínculos con las familias gitanas de León, pues ante todo se siente leonés, Pedro Puente estuvo en Madrid como director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones desde donde fue tejiendo solidaridades en España y en Europa. Fue en aquella época en la que se consiguió que se dieran los primeros pasos en la legalización a los inmigrantes y en la atención a los refugiados, comenzando por los primeros que llegaron de Kosovo, acogidos por Accem en Sigüenza.

Gracias a su compromiso en estos cincuenta años, a su dedicación incondicional, su perseverancia y buen hacer, el destino de muchos gitanos en León y en España ha cambiado para mejor. Pedro es, sin duda, un pionero y una referencia para quienes hemos tenido el privilegio de estar a su lado. Pero sobre todo, la historia de Pedro Puente es un ejemplo de revolución callada en defensa de las buenas causas. Por eso necesitamos muchos Pedros Puente en nuestra sociedad, personas que con su trabajo entregado y sin protagonismo, estén siempre dispuestas a sumar y a movilizar voluntades en apoyo de aquellos que, en determinadas circunstancias, lo necesitan.

José Manuel Fresno es un sociólogo leonés y director del Secretariado General Gitano entre los años 1983 y 2005
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