El esperpento se sube al escenario del Auditorio con Morfeo Teatro

‘Los cuernos de Don Friolera’ llega este miércoles de la mano de la compañía burgalesa en un montaje que combina el teatro de variedades con un entorno de pintura contemporánea

Joaquín Revuelta
27/02/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Un momento de la puesta en escena del esperpento de Valle-Inclán ‘Los cuernos de Don Friolera’ a cargo de la compaía Morfeo Teatro.
Un momento de la puesta en escena del esperpento de Valle-Inclán ‘Los cuernos de Don Friolera’ a cargo de la compaía Morfeo Teatro.
«Una feroz crítica al machismo ibérico bajo el cristal del esperpento». Así definen desde la compañía burgalesa Morfeo Teatro el montaje que este miércoles se sube al escenario del Auditorio Ciudad de León en una sola representación a las 21:00 horas con entradas a 10 euros, ‘Los cuernos de Don Friolera’, que junto con ‘Las galas del difunto’ y ‘La hija del capitán’ conforman la célebre trilogía ‘Martes de Carnaval’, donde el dramaturgo, poeta y novelista gallego Ramón María del Valle-Inclán busca «el lado cómico en lo trágico de la vida misma», una declaración a la prensa de la época del propio autor que sirve de pretexto de puesta en escena del montaje estrenado en el Teatro Principal de Burgos en octubre de 2017 y que actualmente se encuentra de gira por varias ciudades de la geografía nacional.

Este divertidísimo esperpento retrata una España de principios del siglo pasado en la que el dramaturgo critica los prejuicios morales de la pérdida del honor por ‘los cuernos’, logrando, en opinión de la compañía, con suma ironía, «burlarse de sus propios personajes y de sus comportamientos de folletín sainetero, en una parodia satírica sin precedentes, que provoca risas crueles y desatadas sobre la tradición machista de los españoles».

En ‘Los cuernos de Don Friolera’ Valle lleva a cabo una crítica no exenta de crueldad de sus coetáneos alentando esos comportamientos, del ambiente del hampa y clases populares, de la connivencia de los contrabandistas y oficiales del ejército, en definitiva un retrato despiadado de la deteriorada consistencia moral de la sociedad española y del ambiente de frustración tras la pérdida de las colonias, prosiguen las mismas fuentes.

Morfeo Teatro sitúa la obra en los años 30 de la España de Valle-Inclán. Una compañía de cómicos de barraca se dispone a poner en escena ‘Los cuernos de Don Friolera’, haciendo gala de los recursos propios de los cómicos de principios de siglo, por lo que se presentan al estilo de muñecos de feria, como fantoches esperpénticos, utilizando para ello fuertes caracterizaciones, mascaradas, juegos de impostación y travestismo de personajes. Así, la estética combina el estilo carnavalesco de los teatros de variedades, aunque situándola en un entorno de pintura contemporánea que hace contrastar su modernidad. En este sentido, destacan desde Morfeo Teatro, «nuestro decorado –unas gasas en técnica de pintura collage que permiten diferentes juegos de transparencias– está inspirado en los cuadros del pintor Robert Motherwell, del expresionismo abstracto de mediados del siglo XX. Esta serie de cuadros que pinta Motherwell, al visitar España tras la guerra civil y quedando impresionado tras las trágicas consecuencias del conflicto, es un tributo del pintor a sus admirados artistas españoles, Picasso y Miró, escogiendo la forma de ‘elegía pictórica’ como ritual de duelo a la manera de Lorca en su poesía, enraizando la expresividad de sus trágicas formas ocultando un fondo luminoso, con la cultura y la tradición del barroco español y como transmisora de un abismo emocional», sostienen desde una compañía de teatro cuya especialidad son los clásicos universales. En su filosofía está el afán de adaptar o rescatar piezas poco habituales en el repertorio escénico, asumiendo un vanguardista y provocador sentido de la puesta en escena, con una marcada cercanía con el espectador.
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