El corral de los inventos

01/06/2021
 Actualizado a 01/06/2021
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Nuestros paisanos siempre fueron maestros del reciclaje sin saber que practicaban esta ecológica costumbre. Nunca imaginaron que acumular todo lo que encontraban en una esquina del corral para acabar dándole algún uso con el paso del tiempo fuera una más que saludable costumbre que, a mayores, no abría cicatrices en la capa de ozono.

Y ya no digamos la inmensa e impagable labor de la chimenea, la cocina de carbón o el fuego de la cocinona para curar los chorizos. Allí se reciclaron toda la vida todos aquellos restos con capacidad para arder, no era necesario el cubo de la basura pues estos fuegos caseros, la primera fuente de calor por otra parte, se convertían en una diaria hoguera de San Juan.

Si olvidamos la poco estética costumbre de convertir en portillero cualquier viejo somier —que peca a mayores de escasa imaginación— encontrarás a cada paso un invento casero que es además reciclaje nacido en la esquina del corral.

Manuel hizo corral en Valdespino de la vieja tejera de Somoza. Y de la esquina va sacando negrillos muertos para árboles y los convierte en vida y gimnasia, integrantes de bicicletas estáticas, máquinas rurales de levantamiento de pesas que realmente son piedras en un caldero... Y no solo no agrede a la capa de ozono sino que es un canto a la imaginación.
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